Dos rivales que se odian y se desean con la misma intensidad.
Un hombre que solo piensa en sí mismo.
Un hombre con un oscuro secreto.
Un acuerdo, un chantaje, un juego de pasión y deseo incontrolable.
Un juego que ninguno de los dos está dispues...
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Roma, Italia. Un mes después.
—¿Te has preguntado cómo debe sentirse morir?
Ander le dio un gran trago a la botella de whisky mientras tenía a su lado a su amigo Felipe. Ambos estaban en la terraza de la suite. La final del torneo había pasado, y una vez más, Emmanuel fue demoledor.
—¿Estás borracho? —Felipe siguió en la reposera al escuchar a su amigo.
—Es lo único que quiero cada vez que pierdo un torneo—confesó Ander sin miedo.
Felipe abrió y cerró la boca varias veces.
—¿Sabes? Tu bipolaridad me pone los pelos de punta.
Ander rio y se enfocó en su amigo. Las luces estaban apagadas, el silencio colmaba cada espacio, excepto por algunos sonidos de motores de auto que, a la altura en la que se encontraban, eran solo suaves murmullos.
—Necesitas chupar una gran paleta de carne que te relaje.
—Claro.—Felipe entornó los ojos—. Pues yo no ando diciéndole al mundo mis pensamientos suicidas, psicópata.
Ander comenzó a reír. Algunas lágrimas resbalaron por sus mejillas.
—Tengo tanta rabia desde esta tarde. Quería borrarle la maldita sonrisa de su rostro.
—Invítalo a Hypnos. Quizás tengas suerte ahí.
—Si pudiera lo haría. —Ander bebió un trago más—. Lo que daría por...
—¿Qué? —Felipe dio una risilla—¿Follártelo?
—Dominarlo—replicó Ander—. De rodillas, con los ojos vendados, mientras la fusta recorre partes de su piel y deja su indiscutible marca.
Felipe dio un tiritón.
—¡Carajo hombre! A veces eres escalofriante.
—Venga que no te he contado ni la mitad de mis fantasías con ese cabrón. —Ander se burló y Felipe se cubrió los oídos.
—¡No te atrevas! ¡Voy a tener pesadillas!
Ander se carcajeó.
—Eres un inmaduro.
—¿En serio? Pasaste de hablar de la muerte a azotarle el culo a tu mayor enemigo. Perdón, pero si yo soy inmaduro, tú estás muy loco.
—Siempre me dices lo mismo, eso no es novedad.
Felipe le quitó la botella de la mano a su amigo y dio un trago.
—¿Has vuelto a ese lugar? —preguntó con miedo a su respuesta. Ander se limpió las lágrimas.
