Epílogo 2💖🔥

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—Me gustan—musitó Eric

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—Me gustan—musitó Eric. Sus manos se pasearon sobre el delgado cuerpo que se retorcía delante de él—. Míralo, el sumiso carece de tus aptitudes para los orales, pero se defiende.

—Tonto. —Felipe asió la mano de su marido y la llevó debajo de su camisa—¿Vamos a ir con ellos o no?

—Mira tú, ¿quién diría que tomarías la iniciativa?

—Tal vez, tú deberías ser mi sumiso. —Felipe frunció los labios y Eric le mordió el cuello.

—¿Sí? ¿Tienes lo necesario? —Felipe ahogó un grito cuando su hombre le sacudió el pene entre el pantalón—. Yo creo que te verías mucho mejor como sumiso.

Eric movió la perilla de la puerta e ingresó. Ian Callum se venía sobre el cuerpo bien usado de su amante. Eric frunció el ceño sin recordar su nombre.

«Orel».

Cierto, el nombre llegó a su mente y les dio una sonrisa.

—Bienvenidos, pensé que no vendrían.

—Es difícil que eso pase—replicó Eric Morgan y dibujo una mueca seductora—. Aquí todos se vienen.

***

Ian Callum se humedeció los labios y sonrió.

—Tienes razón, ¡qué torpeza la mía!

Ian salió del interior de Orel, tiró de él y ambos se acomodaron en el respaldo de la cama de ensueño. Una fina capa de sudor perlado cubría sus cuerpos. Eran los más erótico con lo que alguien se podría deleitar. La mano posesiva sobre la cadera de Orel les dejó en claro que Ian Callum no compartía. Felipe suspiró aliviado, él tampoco quería que ese muchacho de aspecto andrógino tocara a Eric.

Se sentaron en el sillón de terciopelo. Eric posó a Felipe sobre su regazo.

—¿Qué tal los negocios? —preguntó Eric.

—Estoy de vacaciones permanentes—replicó Ian. Orel desparramaba besos cortos en su mandíbula.

Eric sonrió. Resultaba obvio. Los Callums tenían tanto dinero invertido en acciones y empresas que podían vivir sin mover un dedo ellos y sus futuras generaciones.

Felipe arrastró sus manos por los pectorales de Eric, imitó a Orel en una señal directa de provocación. Su «cosita», como lo llamaba Eric, estaba mostrándole al rusito que su hombre era tan impactante como el suyo.

—Me gustó el espectáculo. Sublime—acotó Eric. Ian dio un suspiro.

—Gracias, una belleza siempre me inspira. —Ian agarró del mentón a su amante y plasmó un beso húmedo en sus labios.

Felipe clavó sus dedos en los pectorales de Eric y este le sonrió.

—¿Qué pasa, cosita? —musitó y le besó el lóbulo de la oreja.

Match point - Bilogía Match point Libro 2 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora