Dos rivales que se odian y se desean con la misma intensidad.
Un hombre que solo piensa en sí mismo.
Un hombre con un oscuro secreto.
Un acuerdo, un chantaje, un juego de pasión y deseo incontrolable.
Un juego que ninguno de los dos está dispues...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Estás listo?
—Sí—Ander se dio un último retoque al maquillaje y decidió salir a escena.
—Espera. —Radil lo detuvo.
—¿Qué sucede?
—Los dominantes te quieren con el antifaz.
—¿De qué hablas? Es mi elección.—Ander se quejó—. Yo quiero dejar de mentirme a mí mismo y a los demás.
Radil asintió, e hizo una mueca.
—Una vez que la puja haya terminado puedes salir sin el antifaz, no antes. Desean que el misterio se mantenga—explico Radil. Ander dio un suspiro de resignación.
—Está bien ¿Cuántos dom habrá hoy en la subasta?
—Doce—replicó—, y hay tres sumisos más aparte de ti.
—De acuerdo. —Ander sostuvo entre sus manos el antifaz—. Cuando quieras.
Radil le sonrió y colocó un pequeño collar con su nombre.
—Nuestro número uno.
—Muy gracioso. —Ander peinó su cabello mientras ajustaba su antifaz.
—Espera en el vestuario. Dos de nuestros colaboradores vendrán por ti.
—Está bien. —Ander tembló, las ganas de llorar lo invadieron.
—¿Quieres hacer esto?
—Sí—replicó y se limpió los ojos con cuidado—, acabo de romper con la única persona que podría hacerme cambiar de decisión.
—¿Por qué?
—Porque me ha mentido todo este tiempo—confesó—. Me ha lastimado y todo por un bien mayor. Eso lo entiendo, pero mis heridas aun sangran, y necesito tiempo.
—¿Lo amas?
—Siempre—afirmó sin un mínimo de duda—. Emmanuel forma parte de mi corazón. Nunca seré el mismo después de él.
—Y, aun así, no le das otra oportunidad.
—Es que no puedo—explicó—. No ahora, más adelante, quizás tengamos otra oportunidad, pero hoy, son demasiadas cosas, mucho dolor con respecto a él, a mis padres. Puras mentiras, y duelen, aunque no era ese el objetivo.
—¿Y acaso tú no te sigues lastimando al rechazar al hombre que amas?
—Radil.
—Ya, no te diré más. —Radil no estaba convencido en absoluto, pero esto dependía de su amigo—. Supongo que hoy tendrás la oportunidad de convertirte en alguien más. La mejor oferta es la que gana. Las condiciones ya están firmadas. Solo deberás arrodillarte en ese escenario y darles un buen sumiso a todos esos hombres que esperan por ti.
