—Hey, ¿estás pensando en huir?—Pongo mis ojos en blanco y me giro hacia el idiota que me ha complicado la vida de una manera inimaginable.
—No, yo no me escapo y menos de reprimidos sexuales como tú.
—¿Qué dijiste?
Me da la vuelta y mi trasero golpea contra la puerta de mi deportivo. Al parecer, el alcohol me ha estirado la lengua y el filtro de mi cerebro a mi boca hace cortocircuito.
—Reprimido sexual—deletreo cada palabra con sensualidad frente a su cara que está encima de mí—. Eso es lo que eres «Manu».
Su mano derecha me agarra del mentón con violencia y sus dedos presionan. Río, me encanta provocarlo.
—¿Qué harás? ¿Golpearme? Cuidado, puede que tenga el efecto contrario.
—Zorra bocona—insulta y en sus ojos noto la mezcla de lujuria y rabia—. Te voy a follar hasta que te quedes sin voz.
—Suerte con eso.
Afloja el agarre y se aparta. Sé cuánto le molesta no salirse con la suya, cuánto lo enoja no tener poder sobre mí, sobre mis pensamientos. Emmanuel ama ser el centro de atención, descubrir que yo no soy el suyo lo enerva de sobremanera.
—Mueve ese culo barato y sube al auto. Ya sabes a dónde vamos.
Me cruzo de brazos, estoy tambaleándome y soy consciente de que lo peor que podría hacer es conducir en mi estado de ebriedad. Doy un suspiro y, como el idiota inconsciente que soy esta noche, decido hacer una idiotez más. Una de las tantas de las que me arrepentiré mañana. Subo a mi coche y apoyo la cabeza en el respaldo. El potente motor del deportivo de Emmanuel ruge y sale rumbo a su departamento.
Me miro por el retrovisor, podría decirle que no, pero la verdad es que no sé cómo. Hay algo en este idiota que me intriga, algo que quiero explorar.
Enciendo mi auto y tomo la calle rumbo al edificio donde vive Emmanuel. Mi borrachera me impide pensar que, quizás, alguien puede vernos, que entrar al departamento de este idiota a esta hora de la madrugada es casi peor que las fotografías del club. Llámenme loco, pero estoy dispuesto a correr el riesgo.
Me detengo a una cuadra del edificio media hora después. Emmanuel me espera en la entrada. Puede fingir todo lo que quiera, pero sé que está nervioso al igual que yo, incluso con las toneladas de alcohol en mi torrente sanguíneo me doy cuenta.
Desciendo de mi coche y vuelvo a colocarme la capucha. Camino a paso rápido, la calle se bifurca y más de una vez debo pararme para mantener el equilibrio.
Emmanuel me observa y se mueve unos pasos delante de mí, ambos entramos al edificio en silencio. Está tan iluminado que mis ojos sufren. Solo me resta seguir sus pasos e ingresar al ascensor en donde me acurruco en un costado con la cabeza hacia abajo. Sé que hay cámaras, y sé que ninguno de los dos pasaríamos desapercibidos para ellas.
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Match point - Bilogía Match point Libro 2 (+18)
RomansaDos rivales que se odian y se desean con la misma intensidad. Un hombre que solo piensa en sí mismo. Un hombre con un oscuro secreto. Un acuerdo, un chantaje, un juego de pasión y deseo incontrolable. Un juego que ninguno de los dos está dispues...