45 Lágrimas💖🔥

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Ucrania

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Ucrania. Cuarenta kilómetros de Kiev.

Dos días después.

—Hice lo correcto para todos.

—Estoy seguro de que tu hermana no pensaría lo mismo.

—¿Qué pretendías que hiciera? ¿Traerte aquí como el hijo de una mujer que murió linchada por homofóbicos? Tu padre y yo tenemos una reputación, un prestigio. Sé que te duele ahora, pero intenta usar la cabeza en lugar del corazón. Eres Ander Kovac, el tenista número uno del mundo, el único hijo del poderoso Saphir Kovac.

—¿Tú también eres homofóbica?

—¡Por supuesto que no! Son personas enfermas, hay que tenerles compasión.

—Pues tenme compasión a mí porque soy gay, y me encanta serlo.

—¿Qué? ¿De qué estás hablando?

—Tranquila, mamá. Sé que duele, pero intenta usar la cabeza en lugar de tus putos prejuicios.

Emmanuel rio mientras conducía rumbo al lugar donde había pasado sus primeros años Ander.

—¿Usaste su misma frase?

—No había un ápice de remordimiento, Manu—recordó Ander—. Esa es la mujer que me crio, que le quitó el rol de madre a su hermana muerta. Entiendo que necesitara mantener una imagen, pero no fue sincera ni siquiera conmigo. Ella debió decírmelo.

—¿Qué dijo tu padre?

—No me recibió—explicó—. Mónica lo llamó antes diciéndole que era gay. Bastante gracioso. He pasado de ser su orgullo a su mierda en tan solo horas.

—¿Sabes? No me gusta que el punto en el cual nos parecemos sea tener un padre egocéntrico y una madre misógina sumisa o ausente que viven de las apariencias.

Emmanuel apretó el acelerador y puso un nuevo cambio. Las casas de madera rústica se dibujaron en el paisaje agreste. Ander se enfocó en el paraje, las nubes grises cubrían el cielo que se mimetizaba con la escasa vegetación.

—Las lluvias han escaseado por lo visto—añadió Emmanuel con su vista en la carretera y en los costados de ella.

El terreno abandonaba el pavimento y se tornaba pedregoso a medida que se internaban en el bosque seco. Eran cerca de las tres de la tarde, pero la oscuridad del cielo le dio a la zona un aspecto sombrío.

Ander fijó su vista entre la arboleda, y a su mente volvieron los lugares por donde los rayos de sol tocaron su cabello y le dieron calor. Las hojas ralas, el niño que caminaba entre los árboles y se agachaba para recogerlas y molerlas contra sus manitos para luego arrojarlas al viento y que estas volaran.

Ander sintió que todo regresó como una estampida de búfalos que trastoca hasta los cimientos.

«Estamos cerca».

Match point - Bilogía Match point Libro 2 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora