—¿Qué pasa con Emmanuel? ¿Por qué? ¿Debería pasar algo?
Ander frunció el ceño. Felipe dejó la toalla sobre la caminadora, y se acercó a su amigo quien continuaba en el banco de ejercicios.
—¿Crees que soy tonto? Puede que sea despistado, pero únicamente un ciego negaría la tensión sexual entre tú y ese maldito ruso—esgrimió Felipe. Ander colocó la pesa en posición para levantarla.
—No creo que exista en el mundo un ser más miserable, detestable, abominable, y todos los «ables» del mundo que Emmanuel Urich.
—Tienes razón—justificó Felipe—,pero te faltaron un par.
—¿Cuáles, genio?
—Deseable y follable.
—Sí, esos también.
—Cuéntame, ¿qué hay entre ustedes? —Felipe volvió a preguntar. Ander sonrió y se encogió de hombros.
—Nada—replicó—, y todo.
—Lo has visto fuera de la cancha y las conferencias de prensa, ¿no es así?
—¿Te confieso algo? Grita más en la cama que en la cancha.
—¡Jesucristo! —Felipe agarró la botella de agua y bebió un trago—¿Me estás jodiendo?
—A ti no con seguridad—bromeó Ander—, pero a Emmanuel...—Felipe se agarró la cabeza. Siempre lo supo, ese odio desmedido no podía significar otra cosa—.Me cobro cada insulto, cada puta palabra que sale de su linda boquita. —Ander se mordió el labio inferior—. Él me hace replantearme todas las ideas que tengo acerca del sexo. Lo que tengo con él es indescriptible. Estoy seguro de que tus virginales oídos no están listos para escuchar las cosas que hacemos.
—Pervertido.
Hay sonrisas que esconden mil lágrimas. Hay odios profundos que albergan los más intensos deseos. Emmanuel Urich se transformó en todo aquello que Ander no podía tener, y eso lo enojaba.
Su vida había tenido pocas cosas buenas, su mente buscó los momentos de alegría y fueron escasos, pese a su sonrisa fácil y a sus ganas de mirar el lado positivo incluso cuando estaba en la más pura mierda.
¿En qué momento se enamoró de él? ¿Cuál fue el preciso instante en el que se olvidó de quién era? Ander caminó por la ciudad esa noche de regreso a Moscú luego de haber discutido con su amigo Felipe por su renuncia al torneo.
La desesperación por momentos era tal que las ganas de correr lo dominaban.
«¿Hacia dónde?».
¿Podía huir de su propio libro? Ander desconocía cómo, pero con gusto lo haría. Se dejaría vencer por el dolor y simplemente renunciaría. Vivía en una mentira. Solía perderse en el club cuando los sentimientos como el de esa noche lo asfixiaban, pero ahora era imposible. Después de la sesión fotográfica con Natalia Simonetti, Ander fue incapaz de retornar a Hypnos. Se avergonzó de haberle mentido a Emmanuel, de simular que los hombres lo usaron a su antojo solo por venganza. Ander no quería que otro hombre lo tocara, solo había uno en su mente. Uno que lo mandó a volar y él, como un tonto, anhelaba su regreso.
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Match point - Bilogía Match point Libro 2 (+18)
RomanceDos rivales que se odian y se desean con la misma intensidad. Un hombre que solo piensa en sí mismo. Un hombre con un oscuro secreto. Un acuerdo, un chantaje, un juego de pasión y deseo incontrolable. Un juego que ninguno de los dos está dispues...