42 Dominador 💖🔥

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Cada Dominador tiene su escena

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Cada Dominador tiene su escena. Ander es el último de la noche ¿Los motivos? Todos lo esperan a él. El encaje azul de la tanga y el liguero resalta en su piel cubierta de una fina capa de maquillaje dorado. Es una delicia para cualquier mortal de sangre caliente. Es un privilegio que pocos disfrutan.

Hay sobre el escenario una cama, una base de madera con una columna de la cual caen cadenas. El dom de esta noche ha sido muy específico con sus deseos. Ander ha aceptado. El miedo hace mella en él. No es adrenalina, sino que teme ser incapaz de terminar la escena, de que el recuerdo de Emmanuel sobre su cuerpo le impida ceder a sus fantasías.

Ander se imagina, por un instante, que el hombre que se dirige a él en el escenario es el hombre que ama.

«¿Por qué lo sería? ¿Acaso no lo rechazaste? ¿Acaso no le enrostraste que estarías con alguien más?».

Tantas preguntas invaden su cabeza. Es consciente también de que el dom le quitará el antifaz y todos conocerán su rostro.

Los pasos de unos zapatos de diseñador se oyen nítidos y muy cercanos. Ander decide cerrar los ojos. Ha cometido un enorme error y las consecuencias están sobre él. El dom acaricia con la fusta su espalda. Desde el cuello hasta el coxis en donde realiza círculos sobre la mariposa azul. El dibujo ahora tiene un significado, ahora entiende los motivos de su fijación por esos sueños que lo atormentaban.

El escalofrío asciende por su torso. El dom da pasos alrededor de su presa. La observa, la analiza. Ander tiembla cuando la fusta rodea su pezón izquierdo. No quiere abrir los ojos. No quiere pensar que ese hombre detrás del antifaz nunca será el de sus fantasías.

—Levántate.—El dom ordena con firmeza. El impulso hace que Ander levante la cabeza. El maestro de inmediato lo sostiene del cabello y hace que su vista se mantenga sobre el piso—¿Te he dado permiso de mirarme?

La voz le parece conocida. Su entonación es extraña. Es como si intentara camuflar su verdadera identidad. Quizás lo hace, nunca sabemos a ciencia cierta quién maneja la fusta.

—No, maestro—musita y se humedece los labios.

—Ponte de pie.

Ander da un suspiro y con sus muñecas atadas a su espalda se impulsa con su pierna derecha y se levanta. El dom queda a milímetros de su espalda y sopla con suavidad sobre sus omóplatos, su cuello. La música suave acompaña al silencio de los espectadores. El dom sonríe ante el temblor de su sumiso, el subidón de poder permite que su erección crezca entre sus pantalones. Cielos, debería hacer aquello más seguido, de hecho, se pregunta porqué nunca lo intentó. Libera las muñecas de Ander.

—Levanta los brazos—ordena y el sumiso obedece sin chistar.

Las muñecas quedan atadas sobre la columna de madera improvisada para la escena. Ander está a su merced. La fusta vuelve a entrar en escena. Recorre con suavidad los muslos tonificados y las nalgas perfectas. Sus dedos hacen trazos sobre la cintura y bordean la tanga. Las falanges se enredan en la tela y la destruyen. El encaje y el satén se deslizan por las tonificadas piernas y Ander solo queda con un liguero turquesa. Todavía no está erecto. El dom sonríe, sabe que es solo cuestión de tiempo.

Match point - Bilogía Match point Libro 2 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora