Dos rivales que se odian y se desean con la misma intensidad.
Un hombre que solo piensa en sí mismo.
Un hombre con un oscuro secreto.
Un acuerdo, un chantaje, un juego de pasión y deseo incontrolable.
Un juego que ninguno de los dos está dispues...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿De qué murió tu hermana?
—Celia, se llamaba Celia, y no murió, la asesinaron junto a su esposo y al amigo de ellos.
La conversación con su madre ocupó el pensamiento de Ander por varias semanas. En parte fue positivo, le ayudó a vencer un poco la obsesión por Emmanuel quien continuaba apareciendo en diferentes portadas de revistas junto a su prometida. No obstante, el arranque de celos y posesividad era incontrolable.
Los sueños se hicieron más intensos.
«Haz de cuenta que tus manitos son alitas, mariposa. Todo estará bien. Lo prometo».
La voz cálida del hombre, algo temblorosa por el miedo resonaba en su mente. La conversación con su madre semanas atrás no había servido de nada, excepto por la parte dónde le contó que su hermana vivía en el bosque.
Durante los días que siguieron ocurrieron situaciones que hicieron tambalear su mundo. Esa seguridad débil que estaba construyendo.
Ander nunca creyó en cuentos de hadas. Las experiencias de su vida habían creado un abismo entre sus anhelos y la realidad que le asestaba golpes y violencia. Ander perdió la inocencia cuando entendió que nadie lo salvaría, que no había caballeros, ni princesas, ni dragones y que los monstruos no solo vivían en el armario y debajo de la cama. Los monstruos eran de carne y hueso, y tatuaron su nombre en su piel.
No obstante, cuando su mejor amigo fue secuestrado en Italia todo su mundo se derrumbó, y un hombre, el príncipe con el que Felipe soñaba, apareció para protegerlo y darle una nueva oportunidad de vivir. Eric Morgan regresó.
Ander se carcajeó y lloró al ver a su amigo, el cual, estuvo hospitalizado en otro país y no pudo acompañar. Su mánager Carlos le prohibió salir de su departamento hasta resolver la situación de secuestro. Todos podían ser víctimas mientras los perpetradores no fueran capturados.
Ander se sentó en el piso, observó en la televisión el arribo de Felipe a Rusia junto a su hermana y a un grupo de guardaespaldas. El hombre de cabello castaño claro no pasó desapercibido. Ander no creía en cuentos de hadas, pero esa imagen, le dio esperanzas de encontrar el amor alguna vez. Había más hombres como Eric Morgan en el mundo, ¿por qué no soñar que uno de ellos sería para él? ¿Por qué no soñar que un día se levantaría y Emmanuel Urich no sería el primer pensamiento del día?
«Tienes que pasar página».
Ander lo intentaba todos los días. Salía con algunos tipos, hombres guapos, pero nunca terminaban en la cama. Eso lo irritó porque jamás tuvo problemas en enredarse con alguien.
Felipe tenía fractura de su tabique nasal por lo que estuvo varias semanas en reposo. Regresó a la cancha de entrenamiento semanas después junto a Eric que no se separaba de él. Ander todavía tenía sus dudas, pero estaba claro que su amigo jamás estuvo más feliz.
