31 Fotografías 💖🔥

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«Solo un tarado sin cerebro ignoraría que estoy loco por ti»

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«Solo un tarado sin cerebro ignoraría que estoy loco por ti».

—Ya, deja de mirarme así que me pones nervioso. —Ander dejó un nuevo beso en los labios—¿Cómo has logrado que Natalia te de acceso a su casa?

Emmanuel, que todavía no salía de ese cóctel de sorpresa mezclado con alegría, tragó saliva.

—Natalia está en Italia junto a su novio.

—¿Y te estás quedando aquí? —preguntó Ander y Emmanuel se carcajeó.

—¡No! Solo me ha prestado su estudio por unas horas para mi propia sesión de fotos. —Los brazos se cerraron sobre la cintura de Ander en caso de que se le ocurriese escapar.

Ander le golpeó los brazos y negó una y otra vez.

—Ni de coña—replicó—. No le voy a mostrar el culo a Natalia.

—Claro, porque nadie te conoce el culo a ti, ¿verdad?—agregó con sarcasmo.

—Es diferente. —Ander quiso explicar lo inexplicable—. Nadie me conoce. Llevo máscara o antifaz, en cambio aquí...

Las caderas de Emmanuel golpearon hacia arriba. El pene erecto rozó la entrada de Ander que estaba cubierta con el pantalón. Este jadeó y cayó sobre el cuerpo dispuesto.

—¿Qué pasa? ¿Tienes miedo de que Natalia nos delate?

—¿Tú no? —Ander frunció el ceño—¿Quién eres y que has hecho con Emmanuel Urich?

Emmanuel apoyó ambas manos en el rostro del hombre y lo besó. Ander dejó de respirar cuando la lengua rozó su labio inferior y demandó acceso a su interior. Se lo otorgó de inmediato. Emmanuel lo giró en la cama y se posicionó entre sus piernas. Buscó el cierre de la chaqueta la cual desprendió mientras su amante luchaba con los botones de su camisa gris humo. Estaban desesperados.

La forma en que sus bocas no se soltaban, sus manos yendo y viniendo por cada surco y recoveco de su piel. Sus lenguas danzando en un baile salvaje que pronto los envolvería en llamas potentes que no se apagarían ni con las precipitaciones de todo un año.

Poco le importó a Ander cuando el flash de la cámara a pocos metros de él se activó. Al contrario, lo excitó. Le dio un morbo tremendo saber que su mánager Carlos y Gabriel no serían los únicos que plasmaron sus fantasías en una cámara. Se irguió en la cama y terminó de quitarse los pantalones. Emmanuel luchaba con las medias y eso les causó risas.

—No te quites la camisa. —Ander acarició los pectorales duros con la camisa entreabierta—. Quiero hacerte mío, así como estás, a medio vestir.

Emmanuel se humedeció los labios y asintió. Esa noche buscaba todo de su amante, y no, no le importaría tomar turnos para follarse. Se recostó en las sábanas rojas, abrió sus brazos y su vista quedó en el techo. La lengua de Ander hizo de las suyas sobre su pecho e inició su incursión hacia el sur.

Match point - Bilogía Match point Libro 2 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora