First Love Never Dies | Jenlisa

Jennie (9)

Pov Jennie.

Abrí mis ojos poco a poco sintiéndolos pesados, los tallé para aclarar mi vision y lo primero que vi fue a Lisa.

Estába profundamente dormida como un ángel, su rostro está completamente tranquilo y su cabello un poco alborotado pero aún así se veía hermosa.

Mis ojos se dirigieron debajo de los cobertores y fué cuando ví mi cuerpo y el de ella completamente desnudos que recordé lo de anoche.

Sonreí ampliamente y sentí como mi corazón dió un brinco.

Lisa y yo habíamos hecho el amor.

Nos hicimos sentir el amor que nos teníamos.

Tocó partes de mi cuerpo que ni yo misma me había atrevido a tocar y todo lo hizo con tanta delicadeza.

Con tanto amor...

Sé perfectamente que hoy la amó más que nunca pero ese amor se verá opacado mañana cuando la amé más que hoy.

Todos los días la amaba más y más y el amor se volvía infinito.

Pasé mis dedos por su rostro delicadamente para no despertarla, mis dedos trazaron dibujos sin sentido en sus mejillas y su frente.

Es muy hermosa.

Y perfecta.

Sus ojitos se fueron abriendo de poco a poco con mis caricias y me miró.

—Hola— susurré.

En el momento en el que escuchó mi voz sonrió ampliamente.

—Hola— me respondió.

Su mirada bajó un poco así como la mía hace unos instantes y miró nuestros cuerpos unidos debajo del cobertor.

Sus ojos empezaron a brillar y ahí me dí cuenta que recordó todo lo que pasó anoche, su sonrisa se hizo más grande y hermosa.

—Mi amor— susurró con ternura.

Mi corazón empezó a latir desbocado.

Lisa se acercó a mí y me besó con delicadeza, le devolví el beso de la misma forma. Una de sus manos se colocó en mi espalda desnuda y sus dedos empezaron a recorrerla de arriba a abajo haciendo que mi piel se enchinara en el proceso.

Me acerqué un poco más a ella subiendo una de mis piernas entre las suyas, Lisa rió entre mis labios.

Solté un pequeño grito de sorpresa cuando se colocó arriba de mí, sus labios se separaron de los míos y me miró llena de felicidad.

Pensé que el despertar con ella era hermoso pero esto...

El tenerla enzima de mí, mirándome de tal manera como si yo fuera lo más hermoso del mundo, su cuerpo unido al mío...

Esto es el bendito paraíso.

Y quiero despertar así todas las mañanas.

—Te amo— solté en voz baja.

Lisa soltó un suspiro y me miró con ilusión.

—Y yo te amo a ti.

Su cuerpo se acurrucó con el mío, recostó su cabeza en mi pecho y me abrazó fuertemente.

Me encargué de acariciar su espalda suavemente y con mi otra mano jugué con su cabello.

—Mi reina— hablé sin pensarlo.

Lisa empezó a reír y se acercó un poco más a mí.

Sentí como sus manos empezaron a recorrer mi cuerpo sin pena alguna, no me había dado cuenta que los cobertores que nos cubrían cayeron un poco en el momento en el que Lisa se movió por lo que vi mi cuerpo y el suyo hechos uno solo.