La despertó su madre, llamando a la puerta de la habitación con insistencia
poco habitual.—Evan, que te llama Carolina.
Abrió un ojo y miró la hora en el reloj luminoso. Se había pasado. Era tardísimo, aunque de todas formas no tuviera nada que hacer aquella mañana.Por la tarde sí. Por la tarde tocaba médico. Pero por la mañana...
—¿Evan? —insistió él.
—Ya va, ya va —protestó.Saltó de la cama y salió con los ojos cerrados, igual que un fantasma. Odiaba
tener que hablar antes de lavarse los dientes, pero si le pedía a su madre que le dijera a Carolina que llamase más tarde, su amiga era capaz de aparecer con un enfado de padre y muy señor mío. Se derrumbó sobre el sofá, como si estuviese agotada por el esfuerzo de haber dado aquellos diez pasos, y cogió el auricular de la mesa. ¿Por qué no tenían un inalámbrico como todo el mundo?—¿Qué? —farfulló.
—Eso, ¿qué? —saltó Carolina con energía, demostrando que ella sí llevaba
un buen rato despierta.—Eres una cerda —la insultó a conciencia Evan.
—Bah, tía, que le vas.
—¿Y qué?
—El día que me flipe un chico y no te busques una excusa para dejarnos solos,
vas a ver tú.—¡Pero es que te largaste a los dos segundos!
—¡Es tímido, hay que darle más oportunidades que a los demás! —gritó
Carolina—. ¿Y se puede saber por qué estamos discutiendo? A ver, ¿no te gusta?
—Si es que no es eso. ¿Por qué todo ha de ser blanco o negro?—Mira, no te enrolles. En esto es blanco o negro, ¿vale? Así que, si no te gusta,
me lo quedo yo. No tengo más que desplegar mis buenas artes de seducción.
—¡Hala, así de fácil!—¡Jo, tía, para algo nuevo que hay! —exclamó Carolina, y como si quisiera
convencerla de ello, insistió—: ¡Pero si es monísimo!—No está mal —concedió Evan.
—¡Cómprate una lágrima y ahógate! Va, cuenta, ¿cómo es? ¿Resulta tan encantador como parece?—Es bastante dulce, sí.
—¿Dulce? ¿No me digas que le has probado y ya os habéis bes...?
—¡No seas bestia, que no pasó nada! Te digo que es dulce porque lo es. No sé,
ha sido la primera palabra que me ha venido a la cabeza.—O sea, como los psiquiatras, que enseñan manchas y tú dices la primera
bobada que se te ocurre —demostró su rapidez mental Carolina—. Pues tú has dicho «dulce», y eso es algo.
Vamos, digo yo.—Carolina, descansa —suspiró Evan.
—¿Y además de «dulce»...? —lo dijo de forma muy especial.
—Estaba bastante cortado, nervioso, algo así.
—Le gustas —sentenció Carolina—. ¡Huy, cómo le gustas! ¡Ése está en el bote!
¡Amor a primera vista, flechazo! ¡Podrías pasarte un verano de perlas!—Yo no quiero pasarme un verano de perlas.
—Pues estamos en verano, ¿sabes? Lo quieras o no. Estamos en verano, y los
veranos o se pasan de perlas o se pasan fatal, porque sólo hay uno cada año, mejor dicho, sólo hay uno cuando se tiene diecisiete años. Y aunque te moleste, te lo diré:
tú estás vivo y Thomas se ha ido de tu vida. Adiós. Así que despierta y enfréntate a la verdad. Tienes a un tío encantador a tiro de piedra, ¿qué pasa?—Nada —manifestó Evan.
—No te hagas la enfadada porque conmigo no puedes, y más en casos así.
¡No he pegado ojo en toda la noche! Va, suéltalo, que para eso soy tu amiga: ¿qué te pasa?—Ya te lo he dicho: nada.
—Tienes miedo.
—¡No!
—¡Jo, mira que eres cerrado cuando quieres! ¿Es por...?
—¡No! —volvió a gritar Evan antes de que formulara la pregunta—. ¡Estoy
bien!—¿Seguro?
—Seguro. Son los demás los que no paran de recordármelo.
—Bueno, la verdad es que eso sí puedo entenderlo —el tono de Carolina cambió de golpe—. Tú eres más fuerte que yo, ¿sabes? Yo sí tendría miedo, tanto
que...—Carolina —impidió de nuevo que siguiera su amiga dando un giro a la
conversación—, ¿te has fijado en su manera de vestir?—Sí, ¿lo has notado? Viste demasiado bien para estar buscando trabajo por
aquí de lo que sea, ¿verdad? Y sus modales... ¡Ufff!—Hay algo en él que..., no sé.
—Oye, déjate de chorradas. Tú espera a ver qué pasa y ya está, pero tampoco
pienses que él lo va a hacer todo. ¡Fíjate, hace dos días parecía que éste iba a ser un verano de lo más amuermado, y ahora...!—Si no fuera por lo que me ha pasado, ¿irías a por él? Quiero decir que... si
me lo cedes por cortesía.—¡No seas burra! Te miraba a ti.
—Has dicho que, si no lo quiero, te lo quedas.
—¡Era un comentario, hombre!
—Hace tres años nos fijamos en el mismo chico y bien que tratamos de ver
cuál de las dos...—¡Éramos unas críos! —protestó Carolina.
Siempre decía la última palabra. Y siempre tenía algo que agregar. No podía
con ella. Pero no sólo era su mejor amiga. Era su único nexo con el mundo real.
Y a veces, no siempre, pero a veces, incluso tenía razón.Aquélla era una de esas veces.
—¿Cuándo volverás a verlo? —insistió incansable e incombustible Carolina.
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Donde esté mi corazón /Jordi Sierra i Fabra- Adaptación Buddie
FanfictionPrincipalmente es una historia de chicoxchica pero es uno de mis libros favoritos, si lo leen espero que les guste. La vida de Evan ha cambiado por completo: un hecho imprevisible ha sacudido sus cimientos. Ha estado a las puertas de la muerte, pero...