-Quiere volver -sentenció Carolina.
-No, no lo creo. Se siente culpable y nada más.
-Oye -hizo un gesto terminante su amiga-: lo que yo te diga. Quiere
volver.-Pues no me dijo nada.
-Tío, si es que tal y como lo cuentas, aún no sé cómo no echó a correr. Y no te digo que hicieras mal, qué va. Yo en tu caso, te juro que le pego una patada entre las piernas, así, de buenas a primeras, y luego, si puede, hablamos.
-Pues yo pienso que no. Y no me importa. Ni le culpo. A fin de cuentas la
mayoría de la gente todavía me ve como un bicho raro, una especie de... monstruo
de Frankenstein.-¡Hala!, ¿qué dices?
-En serio. Puede que aún me quiera, no te lo discuto, pero esto... -se tocó el
pecho con un dedo.-Yo creo que te equivocas. Lo que pasa es que Thomas se ha dado cuenta de
que metió la pata y que fue un inmaduro. ¿Aún sale con Marc?-Ni idea.
-Si sale, que lo dudo, no le dura ni este verano.
-Bueno, él es muy... convincente. Fíjate en lo poco que tardó en saltar sobre él en cuanto estuve fuera de circulación.
-Pero si no pegan ni con cola. Marc es un pendón desorejado, ideal para
inmaduros como Thomas -repitió poniendo el dedo en la llaga.-Mira, me da igual, en serio. Ya lo he superado.
-No habías vuelto a verlo, que es otra cosa. Ahora que ya te has enfrentado
a él, sí que puedes superarlo. ¿Y Eddie?La pregunta de Carolina la golpeó de lleno, porque no la esperaba y porque,
desde que su amiga había llegado a su casa, no habían hecho otra cosa que hablar del encuentro de la noche pasada con Thomas. Ni siquiera se habían dado un baño en la piscina pese al calor.Estaban tirados en las tumbonas, al sol, disfrutando del silencio de la mañana, todo un lujo teniendo en cuenta que Harry todavía seguía en la casa.
-¿Qué pasa con Eddie? -se traicionó Evan.
-«¿Qué pasa con Eddie? ¿Qué pasa con Eddie?» -la imitó Carolina poniendo una cara ridícula-. A ver, ¿qué quieres que pase? ¿Lo has visto?
-Sí, ayer.
-¡Huy, pero qué cerda! -su amiga se incorporó hasta quedar sentada de
cara a ella-. ¡Cuenta, cuenta!-No hay nada que contar -dijo Evan despacio, alargando algunas vocales.
-¡Y un cuerno!
-Nos tropezamos casualmente y estuvimos charlando un par de horas, nada más.
-¿Casualmente? ¡Y qué más! ¿Habéis quedado?
-Para esta tarde.
-¡Huy, huy, huy! -se llenó de sospechas Carolina-. ¡Una cita!
-No es una cita, sólo hemos quedado.
-Ya, y yo soy Leonardo di Caprio reciclado y de paso. ¡No me vengas con
historias!Logró hacerlo reír.
-Te gusta, ¿lo ves? -insistió Carolina.-¿No decías que era mono? -se justificó Evan.
-¡Es monísimo, Buck! ¡Y un sol, se le nota! ¡Si es que me parece genial!
-Pues no va a pasar nada, así que no te dispares.
-Ya.
-¿Crees que soy tan directo como tú?
-Te lo repito: es lo que te convendría este verano. Un poco de marcha loca,
aunque sólo sea para desquitarte y ponerte en onda.-¿Con él?
-Con él.
-Lo pensaré.
-A veces te daría una bofetada. ¿Cuántas veces crees que vas a encontrarte a un chico así y al que, encima, le gustas? Oye, que no seremos modelos. No estamos mal... -se pasó las manos por la cintura e hizo un gesto lleno de coquetería-, pero desde luego no somos la Schiffer -y volvió a cambiar de tema, tan súbitamente como era su costumbre, para preguntar de pronto-: ¿Le has dicho ya lo tuyo?
-No, ¿por qué habría de hacerlo?
-¿Qué tiene de malo? No tienes el sida ni nada de eso, ¿vale?
-Quería que fuéramos a la piscina esta mañana -bajó la cabeza Evan.
-Y en lugar de aceptar, te quedas aquí.
-Me da corte -le confesó.
-No se lo digas de momento, pero la verdad es que con esa camiseta tampoco se te nota nada.
-¿Tú te bañarías en público con esta camiseta?
-Tampoco es tan espantoso -mintió Carolina-. Además, tarde o temprano,
si sigue en el pueblo, se lo dirán. Todo el mundo lo sabe y en cuanto le vean dos
veces más contigo...-Déjalo. No quiero pensar en ello -y se levantó para echarse al agua.
-Dios, cómo te gusta -suspiró su amiga.
-No seas boba.-Si no quieres decírselo, es que te importa.
-A veces te odio.
-Y yo a ti -le sacó la lengua Carolina-, porque a estas alturas de Julio, aún
no me he comido una rosca, y tú, mientras, deshojando margaritas: que si Eddie, que si Thomas... A ver si va a tener que darme algo a mí también para que me ponga de moda... ¡Eh, eh! ¿Qué haces? ¡No, no, que está muy fría!
Evan la estaba salpicando a conciencia, con todas sus ganas.
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Donde esté mi corazón /Jordi Sierra i Fabra- Adaptación Buddie
Hayran KurguPrincipalmente es una historia de chicoxchica pero es uno de mis libros favoritos, si lo leen espero que les guste. La vida de Evan ha cambiado por completo: un hecho imprevisible ha sacudido sus cimientos. Ha estado a las puertas de la muerte, pero...