No logró alcanzarlo hasta llegar casi a la carretera y, aun así, no por ello dejó
de caminar.—¿Quién era?
—¿Quién era quién?
—Ése, el que te ha puesto tan furioso.
—Yo no estoy furioso.
—Bueno, pues el que te ha incomodado.
—Tampoco estoy incómodo.
—Vale, sólo era por curiosidad.
Evan se detuvo en seco.—Era un amigo, nada más —le dijo con chispas en los ojos—. Un amigo que
no se portó bien y ya está.Esperaba una nueva pregunta, pero Eddie no se la formuló. Al contrario,
pareció aceptar su somera explicación.Eso lo desconcertó aún más. Comprendió
que no era como los demás, por extraño que se le antojara. Comprendió que era un buen tío. Y comprendió que le gustaba.Carolina tenía razón.
Siempre la tenía.
Le gustaba, y eso sí era asombroso.
Tan rápido, tan inmediato a lo otro, a Thomas.—Perdona —le pidió sinceramente mientras reanudaba la marcha—, no me
hagas caso.—Es la segunda vez que me pides perdón en poco rato y no tienes por qué hacerlo —dijo él—. La verdad es que yo soy un redomado palizas.
—No, en serio —insistió Evan—. Me has conocido en un mal momento, eso es todo. Por lo general no soy así. Incluso hay quien me encuentra encantadora
—pudo bromear.—Hay epidemia de malos momentos, ¿verdad?
—El mío fue asqueroso —asintió con la cabeza haciendo un gesto de supremo abatimiento.
—Pero ahora..., ¿estás bien?
—No lo sé. Cuando se pasa una temporada difícil, te queda una resaca de
aúpa.—¿Has estado enfermo?
—Sí —reconoció.
De nuevo esperaba la pregunta siguiente, los interrogantes que se escondían detrás de su pequeña claudicación. No quería hablar de ello, ni de nada, y menos con él, allí y ahora. Por eso los segundos transcurrieron muy lentos y por ello se
extrañó otra vez de que Eddie no le preguntase por su enfermedad. Pensó que él lo entendía. Pensó que le evitaba deliberadamente un mal trago, o la incomodidad de decirle que no quería hablar de ello.Ciertamente no quería hablar de ello.
Aunque sí de otras cosas.
Por primera vez.
—Se llama Thomas —le confesó—, y salíamos juntos hace un año.—¿Erais novios?
Evan se encogió de hombros.
—Supongo —dijo no muy seguro.—¿Rompisteis?
—Simplemente dejamos de... Bueno —se enfrentó a ello en voz alta—, él dejó
de verme.—Se volvió loco, claro.
—Oh, sí, se volvió loco —sonrió Evan.
—Y acaba de salir del manicomio, se le notaba.
—Su familia tiene una casa en una de las urbanizaciones. Él va y viene. Hacía
mucho que no lo veía.—¿Fue por... esos problemas de los que acabas de hablarme?
—Sí.
—Entonces no se portó bien contigo.
—No, no se portó bien.
—¿Le odias?
—No —dijo, pero envolvió su respuesta con un gesto de asco.
—¿Todavía le quieres?
Giró la cabeza para mirarle de frente.
—Eres un preguntón, ¿eh? —le soltó con el ceño fruncido.—Sí —reconoció Eddie haciendo un movimiento de resignación, de tono
afirmativo, con la cabeza.Tardaron un poco en echarse a reír, sólo un poco. Pero lo hicieron al unísono,
liberándose de sus últimas energías negativas, de sus miedos y prevenciones,
dando paso a una inicial sensación de libertad con la que se arroparon.Tal vez por ello, un par de metros más allá, Evan volvió a oírse a sí mismo
diciendo algo que no esperaba, pero que le salió del alma, con todo su dolor,
aunque con una especial sinceridad.Algo tan simple como:
—No, ya no le quiero.
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Donde esté mi corazón /Jordi Sierra i Fabra- Adaptación Buddie
FanfictionPrincipalmente es una historia de chicoxchica pero es uno de mis libros favoritos, si lo leen espero que les guste. La vida de Evan ha cambiado por completo: un hecho imprevisible ha sacudido sus cimientos. Ha estado a las puertas de la muerte, pero...