TRECE

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El camarero dejó las dos limonadas sobre la mesa y, antes de irse de nuevo,
Eddie sacó un billete de 20 dólares del bolsillo y se la tendió. Esperó el cambio, se lo guardó y volvieron a quedarse solos.

La mesa, aunque apartada del muro sobre el que transcurría la carretera, no
estaba precisamente rodeada de silencio y paz. Además, de la piscina del pueblo,
pese a la hora, todavía salían algunos bañistas. Eso hacía que muchas veces mirasen a otro lado a causa de algún ruido, o porque alguien saludaba a Montse.

Evan se dio cuenta de esta última circunstancia y le comentó:
—Nunca te he visto con nadie, salvo con Carolina.

—Es que ella es mi mejor amiga, y a veces pienso que mi única amiga
también.

—Sin embargo, todo el mundo te conoce.

—Esto es un pueblo —advirtió Evan—. No tiene nada de raro. Claro que nos
conocemos todos, pero en lo que a mí respecta, ya se me ha pasado la época de las pandillas.

—¿A causa de... ese mal momento?

—Supongo.

—Pareces haber madurado mucho y de golpe por culpa de eso.

—¿Ah, sí? —preguntó Evan con interés.

—Bueno, no sé, es lo que me parece a mí.

—No, no, si es posible que tengas razón —admitió—. Aunque no me conocías antes, así que no puedes saberlo.

—No te conocía, pero acabas de decir que se te ha pasado la época de las
pandillas, y a tu edad lo más normal es salir en pandilla.

—Vaya, eres todo un experto.

—No, qué va.

—Oh, sí. Y encima has dicho lo de «a tu edad» como si tuvieras..., qué sé yo,
treinta años.

—A veces creo que los tengo —se justificó Eddie con cansancio.

—No me digas que...

—Todos pasamos malos momentos, no eres la único.

—¿Cuál ha sido el tuyo?

—¿Y el tuyo?

—Yo he preguntado primero.

—Pero tienes tan pocas ganas como yo de recordar lo que no te gusta.

—Vale —admitió Evan.

Se llevó el vaso a los labios para disimular un silencio incómodo y casi lo
apuró de un trago, víctima de una repentina sed. Tenía que empezar a despedirse.

Cena a las nueve. Y no estaba muy seguro de querer verlo después, así que lo mejor sería que no saliera de casa.

Sin saber por qué, intuía que volver a verlo, tan seguido y a solas, podía
convertirse en algo peligroso.

Eddie pareció captar sus pensamientos.
—¿Saldrás después?

—No, hoy no.

—¿Por qué?

—Quiero ver un programa de la tele —mintió.

Su rostro mostró elocuentemente su desencanto.
—¿Y mañana? ¿Por qué no nos vemos aquí? —señaló la piscina.

—Nunca vengo a la piscina del pueblo —dijo Evan—. Tenemos una en casa y
prefiero bañarme allí. Menos gritos, salpicones y todo ese rollo.

—¿Quedamos el veinticinco de febrero del año que viene?

—¿Qué? —se echó a reír Evan.

—Supongo que, si te lo pido con tiempo, no habrá problema.

—No seas burro —siguió riéndose—. Después de mañana por la mañana,
viene mañana por la tarde.

—Vale, entonces, ¿nos vemos mañana por la tarde? ¿Era una cita?

—Sí, claro, estaré por aquí —dijo Evan tratando de que no lo pareciera.

—Pues brindo por ello —Eddie levantó su vaso y también lo vació.

—Bien —suspiró Evan—. Ahora he de irme.

—Te acompaño.

Evan detuvo su ademán de ponerse en pie.
—No, no hace falta.

—Pero si no tengo nada que...

—Eddie, que no, gracias.

Su tono fue tan irrefutable como su mirada.

El chico se quedó clavado en su asiento.
—Hasta mañana —se despidió Evan suavizando la situación con una sonrisa.

—Hasta mañana —la correspondió él.

Era la tercera vez que se despedían a solas y la tercera vez que Evan echaba a
andar sintiendo sus ojos clavados en su cuerpo. Pero no era la típica mirada del
admirador que te desnuda con la mente.

Era una mirada cargada de sentimientos
confusos. Pudo percibir la ansiedad, la desazón, un cúmulo de energías y tormentas que caían sobre él.

Le fue difícil no girar la cabeza.
Le fue difícil no apretar el paso y mantenerse sereno.

Y le fue aún más difícil dejar de pensar en todo aquello, en la novedad que
representaba, la sorpresa, el suave color de las sensaciones que sentía.
Tanto que acabó rindiéndose a la evidencia: no podía dejar de hacerlo.

Donde esté mi corazón /Jordi Sierra i Fabra- Adaptación Buddie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora