CUARENTA Y TRES
Se lo había prometido a Carolina, pero también a sí misma.
Era la hora de la sinceridad, de las preguntas, de las respuestas. Los
fantasmas debían pasar al olvido. No hacía más que darle vueltas a la cabeza y
estaba cansado de ello. Lo que hubiera en el pasado de Eddie era eso, el pasado, ya fuera una novia o un amor frustrado, como temía, ya se tratase de problemas con sus padres, o que no quisiera estudiar, o problemas con las drogas, o lo que fuera, por absurdo que se le antojara ahora.Antes de salir de su habitación y de casa para ir a buscarlo, leyó por última vez su carta, aquella carta. Tal vez debería romperla. No lo hacía porque aún buscaba en ella las claves de aquello que había hecho tanto daño a Eddie.
Tenía que estar allí, algo, una pista.
Por pequeña que fuera.
Sacó el sobre y la hoja de papel. Se la sabía de memoria. Pero las frases más
significativas seguían siendo las más esenciales, las que encerraban todos los
porqués.«Tus labios sellaron un montón de heridas...» Pero, ¿qué heridas? «Los
sueños son traidores...» ¿Por qué? «Hay muchas cosas que no cambian, aunque el
amor, siempre él, las haga más llevaderas.» ¿A qué se refería y de qué cosas hablaba? «Por mucho que escriba y escriba, no lo entenderás.» ¿Tan difícil era de entender? ¿Por qué no podía entenderlo ella? «No era mi intención, pero ha sucedido.» ¡Nadie quiere o no quiere enamorarse, simplemente sucede! ¿No era su intención? ¿De qué estaba hablando con eso? «No es tan sencillo y no quiero hacerte daño.» ¡El amor es
sencillamente complicado, o complicadamente sencillo! ¿Y qué? Todo el mundo lo busca, incluso con desesperación. Todo el mundo necesita amar y ser amado. ¿Y por qué amarlo tal vez le hiciera daño? «Tengo heridas invisibles en el alma.» ¿Y quién no? «Soy un cobarde...» ¿Se lo decía a Evan? ¿Le hablaba de cobardía precisamente a él? «Tenía que haberme ido antes, sin llegar a esto.» De nuevo los porqués. ¿Antes? ¿Sin llegar a esto, a enamorarse? Y por último, la frase final, la definitiva: «Supongo que lo tendré merecido, por jugar con el destino.»
El destino.Sí, Carolina tenía razón. Se había terminado eso de cerrar los ojos y esperar.
Necesitaba saber para comprender, comprender para entregarse por completo y sin dudas. Necesitaba despejar hasta la última incógnita. Eddie cerraba aquella carta diciéndole: «Gracias por darme una esperanza. Te quiero.» Si le había dado una esperanza era por algo y desde luego había llegado la hora de convertirla en una verdad, una realidad. La esperanza moría allí, porque ya se tenían. Lo decía con aquel «te quiero» final.Guardó la carta dentro del sobre, y el sobre, dentro de la pequeña arqueta con
sus tesoros, sus mejores recuerdos, incluidos sus diarios de infancia. Luego la cerró con llave. Se fiaba de sus padres, pero... era mejor prevenir. Cuando lo hubo hecho, se miró en el espejo y se arregló el cabello. Lo tenía ya un poco más largo y se sentía mejor, aunque a Eddie también le gustase corto.
Eddie, Eddie, Eddie.Pensaba en él, soñaba con él, todo lo hacía ya con él, real o mentalmente.
Salió de la habitación sintiendo el fuerte nerviosismo de quien va a enfrentarse cara a cara con la verdad.
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Donde esté mi corazón /Jordi Sierra i Fabra- Adaptación Buddie
FanfictionPrincipalmente es una historia de chicoxchica pero es uno de mis libros favoritos, si lo leen espero que les guste. La vida de Evan ha cambiado por completo: un hecho imprevisible ha sacudido sus cimientos. Ha estado a las puertas de la muerte, pero...