PERDER LA CABEZA

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*Hace un tiempo...*

Harry iba caminando paso rápido, ya tarde por la noche

Después de que Uma no apareciera en el barco esa noche, sus sentidos se activaron. Ella casi nunca duerme en su habitación en el restaurante, más que nada porque prefiere estar lo más lejos de su madre posible. Él honestamente temió que le estuviera pasando algo.

Tristemente acertó.

Al entrar en el Fish and Chips, vio la luz de la cocina encendida y juró escuchar un suave sollozo de allí. Se le heló la sangre cuando vio unos ojos brillantes que le miraban en la oscuridad. Pertenecían a una sombra grande que iba subiendo las escaleras. Cualquiera habría dado media vuelta ante esta mirada tan heladora de Úrsula. Pero él no tuvo miedo y le mantuvo la mirada mientras avanzaba.

Escuchó a Úrsula resoplar ante su insensatez, y cuando oyó el portazo corrió a la cocina, rompiendo su fachada fría.

Al ver la escena le dieron ganas de asarse un pulpo.

Uma estaba atada de manos a las manijas de dos cajones. Sus piernas estaban casi tan rojas como el abrigo de Harry, esto después de los muchos latigazos que recibiría. Y lo que el pirata ya no podía soportar era verla llorar.

Tenía suerte de estar viva tras el ataque de su propia madre.

Harry inmediatamente se arrodilló y cortó a toda prisa las ataduras de sus muñecas. Fue entonces cuando Uma notó su presencia, pero estaba tan abrumada por el dolor que no fue capaz de articular palabra. Lo primero que ella hizo al estar libre fue abrazar fuerte a su primer oficial, algo que rara vez hacía.

—No siento las piernas —la voz de ella se rompió en su oído. Las pestañas de Harry se llenaron de lágrimas, pero las contuvo porque tenía que ser fuerte para ella, para su capitana.

—Déjame sacarte de aquí —él suavemente se apartó—. Lo arreglaré, te lo prometo.

Ni siquiera sus palabras pudieron acallar a Uma. Aun así se sentía tranquila de que él estuviera allí. Cuidadosamente Harry la sujetó por la espalda y las piernas y la levantó con él. Se aseguró de que Úrsula no estuviera cerca antes de salir del restaurante.

Cuando llegaron a los muelles, cerca de la Venganza Perdida, Uma de repente se bajó de los brazos de Harry. Él la miró extrañado, sabiendo que no podía andar. Pero esto no le importó a la adolescente y buscó sus maneras de llegar hasta el borde, donde uno de los muelles se juntaba con la barrera.

Uma, como una desquiciada, empezó a golpear la barrera. Sabía que esto era inútil totalmente, que por cada golpe se haría más daño y se abriría más heridas en su cuerpo. Pero ella siguió golpeándola.

Harry abrió mucho los ojos y corrió para apartarla. Si hacía esto por mucho tiempo y considerando su estado, podría acabar verdaderamente mal. Él entrelazó sus brazos en su cintura y la empujó hacia atrás.

—¡Para! ¡Vas a matarte! —gritó. Uma hizo caso omiso y le empujó para poder seguir golpeando lo único que los privaba de la libertad. Los cortes que se estaban abriendo en su cuerpo dejaron de importarle y se vio cegada por la desesperación.

—¡Me da igual! —pegó un puñetazo y se le abrieron los nudillos—. ¡Quiero salir!

—¡Así no lograrás nada! —ella no le estaba escuchando, y él se daba cuenta.

Como la conocía bien y sabía que su terquedad bien podría llevarla a su muerte, no le quedó otra opción que usar la fuerza. La agarró de nuevo, tuvo que hacerle un poco de daño aunque no quisiera para que no tratara de deshacerse de su agarre de nuevo.

HUMA ONESHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora