La lluvia tronaba tan fuerte que las ventanas temblaban.
Aunque Uma apenas podía oírla gracias a sus cascos y la música alta que estaba escuchando.
Era tarde, el restaurante ya había cerrado y, como costumbre, su madre la obligó a quedarse fregando toda la vajilla. Úrsula era demasiado perezosa para bajar de su habitación convertida en cueva y despegarse un solo segundo de sus novelas trágicas grabadas en cinta. Es más, a veces Uma pasaba semanas sin verla. Por eso se permitió a sí misma ponerse la música más alta de lo normal.
Por otro lado, Harry caminaba bajo la tormenta a paso rápido.
Llevaba la capucha puesta y las manos en los bolsillos, pero aun así se estaba empapando de agua. Había un bulto de un objeto dentro de su chaqueta cerrada, algo que no era su garfio de mano. Aquel objeto se podía resumir en una parte de su plan para esa noche.
Se detuvo un momento, incluso aunque se estuviera mojando, y observó el cartel de "Fish and Chips" mientras una sonrisa ladeada se extendía en sus labios. Sigilosamente entró y dejó su espada donde se pedía. Desde la misma entrada pudo ver a su chica fregando en la cocina.
Vio que tenía los cascos puestos, así que podría sorprenderla con más facilidad. Él caminó hacia ella, ahora sin importarle que sus botas mojadas hicieran ruido al caminar sobre las maderas. Cuando estuvo justo detrás suya, puso sus manos en los costados de Uma. Sabía que era su punto más débil para hacerle cosquillas.
Uma al instante pegó un salto y jadeó al asustarse. Al darse la vuelta casi le pega a Harry en la cabeza con un plato. Después, al ver quien era en realidad, bajó la alarma al sonreír (y el plato, también).
—Harry —ella le bajó la capucha y deslizó sus dedos entre los mechones mojados del chico, mientras él dejaba un beso suave en su mejilla—. Estás empapado.
La adolescente se rio en su oído, lo que afiló la sonrisa de Harry.
—Estuve caminando bajo la lluvia para verte —él le quitó el trapo de la mano y lo dejó sobre la mesa con cuidado, sin apartar una mano de la cintura de Uma—. Si has terminado, podemos ir a tu cuarto. Tengo un plan para nosotros.
Fue gracioso que Harry ni siquiera esperó a la respuesta de su novia, ya que la sacó de la cocina de su mano y la llevó a los pies de la escalera.
—Pero, no he terminado de lavar —ella le frenó—. Mi madre...
—Tu madre se levanta y se acuesta tarde. Podemos despertarnos antes que ella y yo te ayudaré a fregar lo que falta —inconscientemente habían empezado a subir las escaleras—. Pero ven conmigo ahora.
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Tal como llegaron a su cuarto, Uma obligó a Harry a ducharse y no manchar su habitación de agua.
No mucho más tiempo después, Harry salió del baño propio que tenía su novia. Él se puso el pijama que tenían secretamente a juego. Secretamente porque era algo demasiado cursi ir a juego en pareja estando en la Isla. Hay límites que no deben ser sobrepasados.
Uma, ya tumbada bajo las sábanas de su cama, le siguió con la mirada mientras se acercaba. Ella sonrió suavemente y frunció el ceño cuando vio que su chico traía algo entre sus manos, tras su espalda. Él la miraba con unos ojos casi desafiantes, pero que no dejaban de mostrar diversión.
—¿Qué planeas esta vez, Garfio? —rápidamente le hizo un hueco en la pequeña cama.
—Una noche de películas para una noche fría de tormenta.