45. Abu Dabi

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45. Abu Dabi.


ALONSO

Veinticinco años de vida y nunca salí del estado de Michigan, mucho menos del país... hasta hoy. Hace dos años, jamás habría pensado que viajaría en un lujoso avión privado, mucho menos el de una magnate que duerme sobre mi pecho por las noches.

Termino de cepillar mis dientes y salgo del baño ubicado en la habitación. Sofía duerme plácidamente en la gran cama. Ryan se puso celoso, mas Regina explicó que dormiremos separados por género debido al reducido espacio. Afuera, Níkolas me espera sentado, viendo por la ventana, en un cómodo asiento que se convierte en cama. Ryan lleva rato dormido en el contiguo.

Regina se encuentra sentada frente a Eleazar en una mesa.

—Es oro —afirma ella sin dejar de escribir en su laptop—. No lo remodelé, fue fabricado por encargo bajo mis especificaciones.

Me detengo a su lado y noto la mirada atónita de Eleazar.

—¿Cuánto te costó? —incredulidad en su tono—. El espacio interno es bastante pequeño para lo que aparenta.

—Quizá debimos usar tu jet... —Regina sonríe satírica y lo mira por encima de las gafas de lectura—. Oh, cierto, tú no tienes jet personal. El de la empresa no cuenta porque también me pertenece.

Contengo la risa.

Eleazar esboza una mueca y devuelve su atención a un IPad.

—No te desveles —susurro en el oído de mi novia mientras masajeo sus hombros—. Necesitas descansar para que madam Azzarelli se luzca en ese palacio.

Suspira profundo.

—Me iré a dormir en una hora.

—Sueña conmigo. —Me inclino para unir nuestros labios.

Sonríe, me besa otra vez y vuelve a su trabajo. Me acomodo junto a Níkolas y, de inmediato, su cuerpo pierde tensión por mi cercanía y se acurruca abrazando una almohada.

Elegimos volar de noche para que el jet lag no fuese tan fuerte para los niños que también viajan por primera vez. Haremos una parada técnica de cinco días en Abu Dabi y Dubái, luego continuaremos a Grecia e Italia por vacaciones y tendremos otra parada técnica en Venezuela antes de regresar a Estados Unidos. Eleazar viene con nosotros porque se preparan para reunirse con un príncipe árabe. Otros miembros de Alphagine y Novacell International estarán presentes, pero Regina exigió que tomaran el avión ejecutivo para darnos mayor privacidad. Me explicó sobre los cambios para las empresas, las próximas convenciones e, incluso, me pidió opiniones considerándome como un apasionado consumidor de tecnología.

Los proyectores holográficos de Alphagine son una obra de arte en eficiencia y diseño.

Cuando aterrizamos, el sol se posa alto en el cielo, implacable, y Sofía no tarda en quejarse por el cambio de temperatura. Previamente nos aseguramos de que estén protegidos con bloqueador solar y gafas oscuras. Nos recibe un séquito de hombres de tez morena, barba, vestidos con kanduras blancos y turbantes. El más delgado del grupo nos saluda con una reverencia que denota respeto.

Marhabaan bikum fi Abu Dabi —su acento oriental muy marcado—. Me llamo Samir. Por órdenes de su alteza real, estaré a disposición de ustedes como guía mientras dure la visita —dice en inglés.

Shukran li istiqbalkum, ana mutahammis li ta'aruf 'ala ala al-madinah —balbucea Eleazar leyendo en su móvil.

—Se dice correctamente. Ana mutahammis li ta'aruf 'ala al-madinah —corrige Ryan.

Resiliente Fulgor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora