47. Regalo.

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47. Regalo

REGINA

—¿Por qué será que no te creo? —inquiero leyendo la noticia en mi IPad—. Borró de Instagram las fotos donde aparecían juntos.

Veo a Lorena negar a través de la pantalla de mi teléfono. Está en su oficina mientras voy en la parte trasera de una camioneta que Dimitri conduce hacia los muelles.

—Basta de buscar diminutas razones para destruirle la vida. Hablo en serio, déjalo tranquilo —enfatiza y frunzo los labios—. Nuestras agendas dejaron de coincidir y la química se fue apagando. Empezó a exigir más de lo que daba y no volveré a pasar por eso. Le pedí romper porque no lucharé por algo que no me aporta.

Me le quedo viendo y reparo cada detalle: su maquillaje es perfecto, sus uñas completas, lleva el cabello recogido en un moño y usa un elegante vestido beige. Lorena Specter es inteligente, creativa y hermosa. Una mujer así no debería desperdiciar su tiempo en idiotas.

—Es reconfortante escuchar que te priorices —intento tragarme el veneno—. ¿Cómo te sientes?

Suspira.

—Estoy bien.

—Fueron dos años y el mes pasado te planteaste la idea del matrimonio.

Esboza una mueca.

—Y por eso debería decepcionarme o no sé, esperaba un no te dejaré ir y que nos arregláramos, pero simplemente aceptó diciendo que pensaba lo mismo desde hace tiempo. Según no sabía cómo terminarme por querer evitar escándalos que nos perjudicaran. —Frunce el ceño, pensativa—. No me duele, ni siento tristeza, quizá algo de molestia de que no tuviera el coraje para sincerarse desde un principio.

—Es un inmaduro que finge ser un hombre.

Encoge los hombros.

—Aprovecharé que Diana está con Stefan para enfocarme en la revista y en mí. —Se acomoda mejor en la silla ejecutiva—. Me iré a París después de tu cumpleaños. Disfrutaré de mi soltería por un largo periodo antes de volver a intentarlo.

Alzo las cejas.

—¿Todavía te quedan ganas? —regaño.

—Mi esperanza se vuelve más persistente cuando veo tu ejemplo. Noto que eres feliz, Gina. Alonso es prueba viviente de que existen hombres buenos. —Sonríe a medias—. Una mala experiencia no condicionará mi vida.

Aunque lo niegue, en sus ojos se refleja la desilusión de que otra vez no haya funcionado. Lorena tiene un corazón que se ablanda fácil, es una romántica empedernida que anhela ser amada por un hombre y llegar de blanco al altar. Cuando nos conocimos, me pareció algo demasiado tonto e ingenuo. Su mayor avance es hacerme caso cuando le expliqué millones de veces que su objetivo principal es amarse a sí misma y a su hija, volverse poderosa y admirarme por tenerle paciencia.

Su mayor frustración es porque creyó encontrar ese amor eterno en Quentin, después en Stefan y casi una tercera con Eugene.

Chasqueo la lengua.

—Ni modo, tendré que prepararme las veces que sean necesarias para castrar imbéciles —bufo y sonríe—. Oye, el problema aquí es que esos idiotas no están a la altura de una mujer tan valiosa como tú. Ninguno te merece.

—Lo sé. —Apoya la barbilla en su mano—. Y tú eres la única que no me defrauda, mi mitad perfecta. Fíjate que ya tendríamos ocho años de matrimonio. —Ríe—. Pero no, tú no puedes vivir sin berenjena.

Resiliente Fulgor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora