36. Corrupción

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36. Corrupción

ALONSO

Mastico cada puñado de Doritos y Pringles con rapidez. Trago y tomo otro. Quizá después vaya por helado. La ansiedad ha creado un vacío enorme en mi estómago que exige ser llenado. Mi seguridad nos escolta dividida en una camioneta adelante y una atrás seguida por otra que llegó con este Audi de Lorena. Me custodian como si fuese un diplomático. Me alivia saber que ni mi familia o yo estamos solos.

Me inquieta pensar que puede ocurrir un horrible escenario.

—Este no es el trayecto a la casa Specter —apunto fijándome en que pasamos la calle y continuamos por la ruta que he aprendido bien.

Regina y Lorena viven en la misma urbanización.

—La señora Specter fue solicitada en un cambio de último minuto. Tendrán la reunión en casa de madam Azzarelli —responde el chofer que se identificó como Lucas.

Vladimir va de copiloto y se gira para mirarme.

—Ryan se enteró —aclara y me tenso, entendiendo.

—Dijiste que bloquearían su teléfono para mantenerlo en ignorancia.

—No se puede controlar los comentarios de pasillo. También vio las noticias en la biblioteca.

Mierda.

Saco más papitas del tubo.

Papá se ofreció a ir por los mellizos y llevarlos con mamá al museo. Sé que en realidad evita que se involucren conmigo mientras averiguo qué sucede. Lo entiendo, pero no podrá hacer mucho cuando Eleazar no aparece y yo soy el tutor legal.

Quince minutos después, estoy subiendo de dos en dos los escalones hacia el piso superior de la mansión. Escucho los gritos de Ryan a la mitad y apresuro el paso.

—¡¿Cómo puedes saber que está viva?! —rebate con voz temblorosa—. No intentes engañarme. ¡Déjame solo!

Lorena se encuentra mediando en el umbral, se sorprende cuando llego y jala mi brazo mascullando que me detenga. Su fuerza es inútil. Entro en la habitación pero de inmediato recibo una lluvia de proyectiles. Cubro mi rostro y retrocedo. ¡Mierda! Sólo a Regina se le ocurre comprarle una metralleta Nerf para mayores de quince años.

Ryan cierra la puerta en mi cara, casi golpeándome la nariz.

—Forzarlo sólo aumentará su ansiedad —farfulla Lorena empujándome para posicionarse frente a la puerta—. Cariño, escúchame, por favor. Te digo la verdad. Recibí ese mensaje. Es escueto pero asegura que Regina está bien y regresará —proyecta una voz segura y maternal. Me mira y asiente, regalándome un gran alivio. Mi reina está viva—. Hablamos de madam Azzarelli, es fuerte y siempre va un paso adelante. Sé que estás pasando por un momento difícil, pero necesito que me creas. Entiendo que estés asustado y confundido por las noticias, pero sólo son rumores de prensa.

Lo escuchamos sollozar. Doy un paso adelante.

—No estás solo, Jedi —lucho por escucharme sereno—. Estamos aquí para ti. Por favor, abre la puerta y déjame abrazarte. Déjame acompañarte. Jugaremos Minecraft si gustas mientras esperamos. Tenemos que mantener la esperanza y confiar en que todo saldrá bien. Confiemos en Regina.

—Ella no rompe sus promesas —murmura Ryan quebrado.

—Regina Azzarelli jamás rompe sus promesas —enfatiza Lorena.

Un momento de silencio.

Lorena tiene entre sus manos un IPad que muestra el enfoque de un dron grabando desde la ventana de la habitación. Vemos cómo Ryan sube a la cama y se esconde entre las sábanas. En otro aparato, de tecnología demasiada avanzada para mi entendimiento, nos muestra un montón de datos sobre la salud de Ryan.

Resiliente Fulgor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora