29. Sei importante

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29. Sei importante.

REGINA

El concierto acaba dejándome la piel erizada y una sensación sublime recorriéndome entera. La noche apenas comienza. El IPad en mis manos confirma que las donaciones han empezado. En la fiesta habrá rifa y subasta para incentivar a los más tacaños. Dinero que será distribuido entre el centro médico que Fletcher está remodelando para los avances de Minerva... y otros infantiles que siempre he financiado desde las sombras.

Odio presumir ayudas financieras.

No me siento... cómoda.

Pero Dorothy recalca que es necesario.

Demostrar abiertamente que dono y ayudo a recaudar millones para la comunidad más necesitada, contribuirá con mi buena imagen pública; por lo tanto, a evitar que pierda más negocios. La mitad de mi vida se ha vuelto de puras apariencias. De ser buena y solidaria porque todo el mundo me observa.

Suspiro y me dispongo a salir del palco.

Afuera me encuentro con Mashiro, Enrique y... Gwain revisando su teléfono, pero sus cejas se alzan con admiración en cuanto me nota. Usa un esmoquin blanco con los primeros botones de la camisa abiertos. Se ve guapísimo e imponente.

Con un ademán indico que le permitan acercarse.

—Hermosa. —Besa mi mejilla.

Alejo la cabeza cuando pretende bajar a la comisura de mi boca.

—Tengo pareja —mascullo.

Da un vacilante paso atrás, tensión en sus hombros e incredulidad contenida en su expresión.

—¿Qué? ¿Quién? ¿Alonso Roswaltt?

Asiento.

Su mandíbula cae, herido, y no entiendo por qué.

—Es oficial —musita.

—Sí.

Aprieta los labios y desvía la mirada... hasta que suspira profundo. Pasa las manos por su saco como si pudiese alisarlo más de lo impoluto que ya se ve, luego tira de las mangas.

—He perdido. —Menea la cabeza—. No me gusta perder.

Enarco una ceja y cruzo los brazos.

—¿Me consideras un puto trofeo, Gwain Goldskin? —inquiero indignada y niega muy rápido.

—Vivo en un castillo, no soy el rey pero desde que te conocí, soñé en convertirme en tu caballero. —Sonríe triste—. Me mata que otro se me haya adelantado conquistándote.

—Esto nunca fue una competencia. Nadie me ha conquistado, sigo siendo dueña de mí misma.

Estar con Alonso es más una decisión que cuestión de sentimientos. Mucha gente ama pero por amor propio, optan permanecer separados.

—Me duele tanto que me dejes en la friendzone —se queja lastimero.

Ay, no.

—Acostúmbrate.

Acaricia su barbilla.

—¿Y si hacemos un trío de despedida? —propone y... lo pienso—. Seguiré tus términos y condiciones.

—Alonso no es bisexual y tampoco le gusta compartir.

—No dijiste que no —señala y me tenso.

—Gwain...

—¿Reprimirás tus gustos por él? Con el tiempo te sentirás insatisfecha.

¿Con la monogamia se acaban las orgías?

Resiliente Fulgor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora