Capitulo 14.

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— Elliot. Hey.. —dijo tomando una de sus manos de Olivia por arriba de la mesa. Ella se estremeció ante el contacto— Jamás manifestaría algo qué te hiciera daño ¿si? —sonrió— jamás.

— Olivia. Lo sé.. —sonrió— era broma.

— Elliot. Lo mío no es broma —suspiró— Liv.. quiero tener todo contigo, quiero que me des la oportunidad de volver a estar junto a ti..

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— Olivia. Ell.. yo.. —aclaró su garganta— No es qué no quiera pero.. ame con todo mi ser a Trevor y lo qué hizo yo.. yo no creo estar lista para otra relación. Esto.. esto es muy anticipado, ¿no crees?

— Elliot. Lo sé, no te pido qué aceptes aún ser algo más qué mi amiga o compañera de trabajo.. —suspiró—, si no qué me des la oportunidad de demostrarte lo mucho qué significas para mí y poder tener algo serio, sólo hasta qué estes lista.

— Olivia. ¿Y si nunca lo estoy?

— Elliot. Te esperaría toda una vida. —sonrió— Pero sé que estarás lista.

Siguieron almorzando, terminando de tomar su desayuno volvieron a trabajar a la Unidad. Intentaron hacer su trabajo pero no había nada, sólo casos por maltrato que terminaron en sentencias leves y finanzas muy bajas.

— Noah. ¡Mamiii! —gritó feliz.

— Olivia. ¿Noah? —alzó una ceja— ¿Qué haces aquí cariño? —sonrió y lo levantó en sus brazos.

— Alex. Lo siento, insistió tanto en que quería ver a su mamá y.. no hay nada de trabajo así qué.. —sonrió—, supuse qué era buena idea qué el viniera a visitarte.

— Munch. Liv, los papeles están.. —hizo una pausa al ver al pequeño en la oficina de su capitana—. Hola pequeñito, ¿qué haces en este lugar? —sonrió.

— Olivia. Noah.. él es Munch, mi amigo. —sonrió y el niño al oír la palabra amigo fue corriendo a abrazarlo. Ya sabía que los amigos de su mamá eran geniales.

— Munch. Oh.. qué recibimiento tan bueno. —dijo riendo—. No había tenido el placer de conocerte pequeño, pero me da alegría poder hacerlo.

— Noah. Hola, Munch. —sonrió.

— Munch. Vaya, te pareces mucho a tú mamá.

— Noah. No.. dice mamá qué me parezco a mi papá. —sonrió— dice qué tengo sus ojos, aunque.. me gustaría tener más los ojos de mi mami.

— Elliot. Eso.. tú mami tiene los ojos más bellos y bonitos de este mundo entero, ¿no es cierto? —el niño asintió.

— Olivia. ¿Tú qué haces aquí?

— Noah. ¡Elliot! —corrió a abrazarlo.

— Munch. ¿Ah qué se debe está felicidad al ver a Elliot pequeñito? —dijo riendo. El niño irradiaba tanta felicidad al ver a Elliot que a todos los sorprendía.

— Noah. Elliot es amigo —sonrió— papi dice qué me parezco a mi amigo. No entiendo por qué.

Olivia se puso más pálida de lo que se podía imaginar. Sentía que sus piernas temblaban y qué estaba apunto de caer. De un segundo a otro sintió que sus mejillas están rojas y ardiendo.

— Elliot. ¿Dice qué me parezco a ti? —dijo algo confundido. Era obvio qué no había ni una posibilidad de algún parecido, no eran ni parientes.

— Olivia. Sí. —sonrió nerviosa— le dijo qué por el color de ojos qué era algo similar. Pero no te dijo que físicamente.

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