Capitulo 38.

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— Olivia. Si.. si tengo algo qué decirte.

— Elliot. Dímelo cariño. —dijo mientras con el tenedor sostenía un pedazo de sandía—. Soy todo oídos..

— Olivia. Ell.. —suspiró—. Noah.. Noah es..

                            C o n t i n u a r á

— Elliot. ¿Noah es qué? —alzó una ceja.

— Noah. ¡Mami, papi! —gritó el niño mientras bajaba de las escaleras corriendo—. ¿Podemos ir a comer?

— Olivia. Noah, te he dicho qué no bajes las escaleras corriendo.. —dijo seria.

— Noah. Lo siento, mami. —sonrió.

— Elliot. ¿A dónde quieres ir a comer cariño?

— Noah. ¡Pizzas! —dijo saltando alrededor de Elliot y de Olivia—. ¿Si podemos? ¿Si podemos? —repitió.

—Olivia. No creo qué podamos Noah.

— Elliot. ¿Por qué?

— Olivia. Aún estás a dieta, Ell. No creo qué puedas comer pizza, podrás hacerlo hasta qué el doctor nos de luz verde.

— Elliot. Cariño.. llevó más de dos semanas en dieta. Hace dos días fuimos al doctor y dijo qué todo marchaba bien. —dijo abrazándola por atrás—. Tal vez sea bueno romper un poco la dieta e ir por una pizza.

— Noah. ¡Ándale mami! —dijo el niño abrazando de igual manera a Olivia—. Me he portado bien y no he tenido ni una sola queja en el colegio.

— Olivia. Está bien, vamos.

Fueron a comer pizzas, Noah jugó y después compraron un helado. Fueron a casa, vieron una película mientras comían del helado y para finalizar la noche hicieron unos ricos pancackes. Definitivamente ese día fue de romper la dieta.

Al día siguiente habían acordado en qué Ell regresaría a su departamento y era hora de qué Olivia regresará a su trabajo. Así que esa sería la última noche juntos.

— Olivia. Noah está completamente dormido.. —suspiró mientras entraba a la habitación.

— Elliot. Tuvo un día bastante largo.

— Olivia. Sí.. creo que sí. —sonrió levemente—. Me daré una ducha y después podemos dormir.. —sonrió—. ¿Si?

— Elliot. Está bien cariño. —dijo mientras se levantaba de la cama—. Me dio tiempo de ducharme antes así que solo me pondré pijama en lo qué te duchas tú.

— Olivia. Está bien. —sonrió.

Olivia entró a la ducha y abrió la llave con agua caliente. Amaba esos momentos de la noche cuándo por fin tenía tiempo para ella y para disfrutar de una rica ducha con agua calientita.

Media hora después salió. Se encontró con su novio viendo el celular, el cuál lo dejo cuándo ella salió.

— Elliot. ¿Cómo te sientes?

— Olivia. Ufs, mucho mejor. —sonrió—. ¿No te ha mandado mensaje Kathy? Dijo que estaría pendiente de ti.

— Elliot. No, para nada. —levantó una ceja—. Igual no necesito su atención, te tengo a ti y con eso tengo todo.

Olivia sólo sonrió y se puso una pijama de las más cómodas y calientitas que tenía. Empezaba a hacer frío en la ciudad y con temperaturas bastante bajas.

Ambos se acostaron y se abrazaron. Amaban sentir el calor del otro pasando de un lado a otro, abajo de las cobijas y Olivia acostada en el pecho de Elliot.

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