Capítulo 3: Chismosear también es mi pasatiempo.
Recogí el último balón que había sido lanzado hace unos minutos, marcando el final de nuestro entrenamiento, que había sido increíblemente extenso. Daichi nos había exprimido hasta la última gota, como si fuéramos unos calcetines sudorosos después de una maratón. Me sentía realmente satisfecho con mi rendimiento hoy; a pesar del cansancio, sabía que lo había dado todo. Los chicos estaban en pleno proceso de ordenar las escobas y los paños. Más adelante, me tocaba a mí limpiar junto con Nishinoya y Yamaguchi. Los demás se ocupaban de barrer el otro extremo del gimnasio, mientras que las chicas, acompañadas de Asahi, trabajaban en el extremo opuesto. Noté a Asahi un poco distraído, algo inusual en él.
Fue Nishinoya quien rompió el silencio con su entusiasmo característico.
— ¡Tengo un hambre que me muero! ¡Me encantaría comer un pan de los de Ukai! ¿Qué opinan si vamos todos?
Yamaguchi estaba completamente distraído, observando a Yachi desde la distancia cuando ella entró con Shimazu y Asahi al cuarto donde estaban los objetos. Parecía tan absorto que no se dio cuenta de la propuesta. Decidí intervenir.
— La verdad, hoy no puedo. Tengo que ir a otro lugar.
Tsukishima se acercó a Nishinoya y le dio varias palmadas en el hombro, aunque con cada golpe parecía perder más la paciencia.
— No te preocupes, Nishinoya. Para la próxima será.
Le sonreí y, al finalizar, me dirigí rápidamente a recoger mis cosas y me despedí de todos. Me había antojado un té con galletas de mantequilla recién horneadas. Cuando llegue a casa, le pediré a mi madre que las prepare. Sus manos son mágicas en la cocina. A menudo he querido animarla a que inicie su propio negocio de repostería, estoy seguro de que le iría genial. Siempre he soñado con aprender a cocinar y a hacer pasteles como ella, aunque por ahora mis intentos no están ni crudos ni quemados, simplemente, un trabajo en progreso.
Hablando de postres, le prometí a Kenma hacerle una pequeña tarta de manzana. Ese chico es tan meticuloso como mi hermana menor. Supongo que por eso se llevan tan bien; su relación es un misterio inexplicable. Kenma vendrá a visitarme el lunes próximo para una pijamada. Me comentó que traería el nuevo juego que compró, así que planeo pasar toda la tarde después de clases intentando manejar la consola y, con suerte, ganarle al menos una vez. He estado tratando de lograrlo durante más de cinco meses y, hasta ahora, siempre termino perdiendo. Kuroo, cuando se une a nosotros (aunque no lo hace siempre), suele burlarse de mí o de Kenma, pero este último no le presta mucha atención, a menos que Kuroo esté en peligro de igualar su nivel.
Me subí al autobús y, al dar el primer paso, alguien me empujó por detrás, casi haciéndome tropezar. Al levantar la vista, me sorprendí al ver a Atsumu justo delante de mí, sentado cerca de la ventana con los audífonos puestos. Pero esta vez, su cabello era de un color diferente, algo que juraría haber visto antes.
¿Estará usando una peluca?
Me animé a sentarme a su lado, pero alguien más tomó ese asiento antes que yo. Suspiré y me dirigí a los últimos asientos disponibles en la parte trasera del autobús, un poco decepcionado. Pensé que habría sido una gran oportunidad para entablar una conversación y conocerlo mejor. A pesar del cansancio, me sentía exhausto, probablemente por haberme excedido en la cantidad de carreras y saltos. Además, Kageyama no colaboró mucho hoy, lo que hizo que Daichi me asignara otro tipo de calentamientos para compensar el tiempo. Quería preguntarle a Kageyama por su comportamiento, pero al mirarlo, supe que no era el mejor momento para hablar. Así que decidí mantenerme en silencio.
Me puse los audífonos y miré por la ventana, con un largo viaje por delante para estudiar una materia que se me hace difícil. Esta vez sí había tomado notas en clase, así que Atsumu no perdería los estribos conmigo. Es un tipo simpático, aunque un poco cambiante en su ánimo, pero divertido. Afortunadamente, el tiempo no se sintió eterno, aunque, cuando me quedé en blanco, sí lo fue. Subí el volumen de la canción "Skyfall" de Adele, mi cantante favorita. Esta canción me transmite una montaña rusa de emociones y me lleva a imaginar escenarios ficticios, donde hadas y duendes se enamoran a pesar de sus diferencias, y se desata una guerra para que prevalezca ese amor puro e inocente.
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˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀ
FanfictionUn interés inexplicable emergió, inquietante y profundo, en el corazón de Hinata. Nunca antes había experimentado una atracción tan intensa, y mucho menos hacia otro hombre. Se encontraba al borde de un abismo de emociones desconocidas, a punto de a...