⊹₊ ⋆ Capítulo 36

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Capítulo 36: Diablos, mis piernas me tiemblan.

Sentado en las gradas, con el corazón latiendo al ritmo del partido, mis ojos no podían despegarse de la cancha. Veía cómo la pelota volaba de un lado a otro, una danza frenética que me tenía al borde del asiento. De repente, Atsumu entró en escena, moviéndose con la gracia de un bailarín y la precisión de un relojero. Sus pies se ajustaron en un segundo tiempo perfecto, sus brazos se alzaron como si fueran alas, y el balón se elevó en el aire, buscando las manos de su As. El tiempo pareció detenerse por un instante. Vi cómo Aran conectaba con la pelota, su palma haciendo contacto con un sonido que resonó en todo el gimnasio. El balón salió disparado, cayendo justo cerca de la línea. Punto automático. La multitud estalló en gritos y aplausos, y yo sentí que mi corazón se saltaba un latido. La emoción era contagiosa. Inarizaki, el equipo de Atsumu, estaba remontando. Habían estado tres puntos abajo, pero ahora la brecha se estaba cerrando. Fukurodani, con sus diecinueve puntos en el segundo set, seguía liderando, pero la victoria ya no parecía tan segura.

Mis ojos se desviaron hacia Bokuto, el as de Fukurodani. Estaba espléndido, brillando con una intensidad que era visible incluso desde mi posición. A pesar de ir ganando, su equipo no cedía ni un milímetro. Eran despiadados, implacables, y eso estaba frustrando visiblemente al equipo de los gemelos Miya. Hablando de los gemelos... No pude evitar que mis ojos se desviaran hacia ellos, y en ese momento, sentí una punzada de celos que me atravesó como un rayo. Kita estaba justo detrás de Atsumu, respaldándolo, y la confianza y seguridad que emanaban ambos era algo que no podía dejar de envidiar. Me resultaba difícil de observar, casi doloroso. Cada vez que Atsumu gritaba de emoción o iba a chocar las palmas con sus compañeros para celebrar un punto, Kita se adelantaba, siendo siempre el primero en recibir ese gesto de victoria. Era como si tuviera un derecho especial, una conexión que yo anhelaba tener.

Osamu, el gemelo de Atsumu, también me lanzaba miradas desde la cancha. Físicamente eran tan parecidos, pero había algo en la mirada burlona de Osamu que me provocaba un cosquilleo en el estómago. Sabía que estaba disfrutando de mi reacción, de los celos que no podía ocultar. En un acto de infantil desafío, le saqué la lengua y rodé los ojos, fastidiado. Él me respondió con una sonrisa antes de volver a centrarse en el partido. A pesar de todo, me caía bien, y esperaba que el sentimiento fuera mutuo. Aunque Osamu estaba en la banca en ese momento, sabía que pronto volvería a la cancha para rematar junto a su hermano. Hacía poco que habían cambiado de jugadores, y la anticipación por verlos jugar juntos de nuevo era increíble.

Mi mirada volvió a Atsumu. Su concentración era algo digno de admirar. Desde que empezaba un partido, no despegaba la atención del juego ni por un segundo. La dedicación que ponía en cada colocación era impresionante, dejando claro por qué era un jugador universitario destacado.

Recordé que ambos gemelos habían obtenido becas deportivas para ingresar a la universidad. Atsumu quería dedicarse de lleno al voleibol, pero su madre lo había convencido de que tener una carrera profesional como respaldo no estaba de más. Le había dicho que ese título le abriría más puertas en el futuro, y yo no podía estar más de acuerdo. Sin embargo, no podía dejar de pensar en todo lo que Atsumu tenía que hacer: estudiar, trabajar, dedicarle tiempo al deporte y, de alguna manera, intentar dedicarme tiempo a mí. Solo pensarlo hacía que una lluvia de mariposas invadiera mi estómago. Recordé la noche que dormimos juntos, cuando me confirmó que estaba buscando la manera de arreglar nuestra situación, de encontrar espacios donde pudiéramos pasar tiempo juntos. Aun así, no me había atrevido a preguntarle qué éramos exactamente, ni había dado pie a tal aclaración. Era un tema que flotaba entre nosotros, sin ser mencionado. ¿Será qué él no se da cuenta de aquello? Digo, no todos somos clarividentes, solo tal vez... sea un poco distraído, bueno, eso me gustaría pensar.

˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora