⊹₊ ⋆ Capítulo 4

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Capítulo 4: Burbujas de jabón y secretos en Instagram.

Me deslizaba en el asiento del copiloto del auto de Atsumu. El interior, un oasis de lujo con sus asientos de cuero negro y detalles cromados, desprendía un aroma a cuero nuevo mezclado con un toque de colonia cara que reconocí como la esencia personal de Atsumu. Abroché el cinturón, el suave clic resonando en el silencio.

Atsumu se giró hacia mí, sus ojos recorriendo mi figura con una intensidad que me hizo contener la respiración. La luz del atardecer que se filtraba por las ventanas acentuaba sus rasgos, dotándolo de un aura de serenidad. Sus labios se curvaron en una sonrisa seductora antes de hablar:

— ¿Te apetece algo... delicioso mientras te llevo a casa? — Su voz, baja y sugerente, hizo que un escalofrío recorriera mi espalda.

Sentí el calor subir a mis mejillas, consciente del doble sentido de sus palabras. 

— Depende de lo que tengas en mente. — respondí, sorprendiéndome a mí mismo con mi audacia.

La sonrisa de Atsumu se ensanchó, sus ojos brillando con diversión. Sin decir una palabra más, arrancó el auto y se dirigió hacia el AutoMac más cercano. 

Mientras esperábamos en la fila, "Wanna Be Startin' Somethin'" de Michael Jackson comenzó a sonar suavemente por los altavoces. Atsumu comenzó a mover los hombros al ritmo de la música, lanzándome miradas de soslayo, y yo intentaba permanecer tranquilo, quería aparentar que no percibía eso.

— ¿Te gusta la música? — preguntó casualmente, aunque el tono de su voz sugería que la pregunta iba más allá de una simple curiosidad.

— Me encanta. — respondí, sintiéndome alguien completamente diferente. — Especialmente cuando viene acompañada de buena compañía.

Atsumu arqueó una ceja, claramente complacido con mi respuesta. 

— Vaya, vaya. Parece que alguien tiene hambre de más que solo comida.

El intercambio de nuestro pedido con la empleada del AutoMac fue un borrón; mi atención estaba completamente capturada por Atsumu, por la forma en que sus manos se movían sobre el volante, por el perfil de su mandíbula fuerte cuando se giraba para hablar.

Nos estacionamos en un rincón apartado del estacionamiento, las luces de neón del restaurante creando un juego de sombras y luces sobre nosotros. Atsumu se giró en su asiento para mirarme directamente, su cuerpo inclinándose ligeramente hacia mí.

— Sabes, — comenzó, su voz un murmullo áspero — hay algo que me intriga de ti.

— ¿Ah, sí? — respondí, intentando mantener la compostura a pesar del revoloteo en mi estómago. — ¿Qué podría ser?

Atsumu extendió su mano, sus dedos rozando ligeramente mi mejilla en un gesto que parecía casual pero que envió chispas por todo mi cuerpo.

 — Tus manos. — dijo finalmente, tomando una de las mías entre las suyas. — Son tan... delicadas. Tan diferentes a las mías.

Observé nuestras manos juntas, notando el contraste entre sus dedos largos y callosos y los míos, más pequeños y suaves. 

— Las tuyas cuentan una historia. — murmuré, atreviéndome a trazar una de las cicatrices en su palma. — Me pregunto qué secretos guardan.

Atsumu sonrió, un destello de desafío en sus ojos. 

— ¿Quieres descubrirlos? Adivina qué deporte practico. Si aciertas... — Se inclinó aún más cerca, y podía percibir el olor de su aliento. — Te llevaré a un lugar especial en nuestra próxima... salida.

˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora