⊹₊ ⋆ Capítulo 35

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Capítulo 35: ¿Es así? 

Me separé de Akaashi y me acerqué con timidez hacia Atsumu. No pude evitar notar lo bien que le quedaba esa camisa de compresión negra, que se ajustaba perfectamente a su cuerpo atlético. Sentí un revoloteo en el estómago al verlo así, tan atractivo y seguro de sí mismo.

Cuando extendió sus brazos hacia mí, no dudé en fundirme en su abrazo. Su aroma familiar me envolvió por completo, haciéndome sentir en casa. Apoyé mi cabeza en su pecho, escuchando los latidos de su corazón. Una parte de mí quería quedarme así para siempre, pero intenté mantener la compostura. "Por favor, no me mires ahora", pensé. Si bajaba su mirada hacia mí en ese momento, temía perder el control de mis emociones.

— Atsumu, ¿los de tu equipo ya están listos? — escuché preguntar a Akaashi.

Noté que Bokuto nos observaba con una expresión de asombro. Al parecer, no era muy bueno ocultando lo que sentía por Atsumu. Tendría que trabajar en eso.

La mano de Atsumu comenzó a acariciar mi espalda con suavidad. Sus dedos recorrían mi columna de forma juguetona, enviando escalofríos por todo mi cuerpo. Tuve que hacer un esfuerzo para no sonreír abiertamente ante ese gesto de cariño.

Vi a Bokuto alzarle una ceja a Akaashi, quien captó de inmediato el mensaje. Yo también entendí lo que pasaba.

— Sí, van a la mitad del calentamiento me parece. — respondió Atsumu, sin dejar de juguetear con mi ropa.

— Bueno, nosotros iremos con los demás. — dijo Akaashi, tomando del brazo a Bokuto para llevárselo. Este último seguía mirándonos mientras se alejaba, agitando su mano en señal de despedida.

Estaba a punto de separarme de Atsumu cuando, en un movimiento rápido e inesperado, me vi acorralado contra los casilleros. Su brazo derecho se apoyó en el metal, mientras que con la otra mano sujetaba mi mentón con delicadeza. Mi corazón comenzó a latir desbocado, como si quisiera salirse de mi pecho.

Me sorprendió lo directo que estaba siendo Atsumu. Parecía haber perdido toda inhibición, mientras que yo me sentía cada vez más tímido ante su presencia imponente. La cercanía de su cuerpo esbelto me dejaba sin aliento. Intenté mantener la calma, pero era difícil con Atsumu tan cerca. Sus ojos me miraban con una intensidad que me hacía temblar por dentro. Sentí el calor subir a mis mejillas y supe que debía estar completamente sonrojado.

Su sonrisa, oh, esa sonrisa que parecía esculpida por el mismísimo Leonardo Da Vinci, era una obra maestra de la seducción. Cada vez que la contemplaba, sentía que mi corazón se detenía por un instante, solo para luego latir con más fuerza que nunca. Atsumu era un actor consumado, capaz de cautivar a cualquiera con su presencia, pero conmigo, en la intimidad de ese momento, su semblante era genuino, irresistiblemente atrayente.

Me embriagaba su cercanía, su aroma, la promesa silenciosa de sus labios. ¿Cuántas veces había tenido el privilegio de besarlo? Cientos, tal vez miles, y aun así, cada beso se sentía como el primero. Con el corazón acelerado y las manos temblorosas, me incliné hacia él, cerrando los ojos y alzando mis brazos para rodear sus hombros. Mis dedos se enredaron en su cabello, jugando con esos mechones suaves mientras nuestros labios se encontraban en una danza ya familiar pero siempre emocionante. Nos movíamos sin cesar, como si el mundo a nuestro alrededor hubiera desaparecido y solo existiéramos nosotros dos. El sabor de sus besos era adictivo, una mezcla única de dulzura y pasión que nunca me cansaba de explorar. Cuando finalmente nos separamos, abrí los ojos lentamente, perdiéndome en la profundidad de su mirada. Sus ojos eran como ventanas a un alma hermosa y majestuosa, y me pregunté, no por primera vez, si él podía percibir la intensidad de mis sentimientos en ese momento.

˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora