⊹₊ ⋆ Capítulo 56

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Capítulo 56: To Build Something - Malted Milk. 

Me acerqué sigilosamente por detrás, deslizando mis brazos alrededor de su cintura con la suavidad de una pluma. Apoyé mi mejilla contra su espalda, sintiendo el calor que emanaba de su cuerpo a través de la tela de su camisa. El aroma a especias y el sonido suave del aceite chisporroteando en la sartén llenaban la cocina.

— ¿Te ayudo? — susurré, mi voz apenas audible por encima del burbujeo de la comida cocinándose.

Sentí cómo su cuerpo se relajaba bajo mi toque, como si mi presencia fuera una acaricia para su tensión. Sus movimientos, antes apresurados, se volvieron más lentos y cuidadosos, como si estuviera saboreando cada segundo de nuestra cercanía.

— No es necesario, cariño. — respondió sin voltearse, su voz cálida y reconfortante como una manta en una noche fría.

Era domingo, un día dorado robado al tiempo, sin la urgencia de tener que volver a casa. Mis padres, en un gesto de comprensión que aún me sorprendía, me habían permitido quedarme hasta la noche. La luz del mediodía se filtraba por la ventana, dibujando patrones dorados sobre la encimera de la cocina.

— ¿Y si mejor pedimos algo para comer? — sugerí, manteniendo mi abrazo. Sentí sus manos, frescas como el rocío de la mañana, posarse sobre mis brazos. Con un movimiento suave, se giró hacia mí, atrayéndome de nuevo contra su pecho.

Alcé la mirada y me encontré con una sonrisa que rivalizaba con el sol en su resplandor. Sus ojos brillaban con una alegría tan pura que sentí que mi corazón daba un vuelco.

— Debo aprender, ¿no? — comentó, acariciando mi rostro con una ternura que me derretía. Sus dedos trazaron el contorno de mi mejilla, dejando un rastro de hormigueos a su paso. — ¿O cómo te alimentaré más adelante?

— No soy un bebé. — protesté débilmente, frunciendo el ceño en un gesto que pretendía ser de disgusto pero que, estaba seguro, solo lograba hacerme ver más adorable a sus ojos.

— Quiero que lo seas, cariño. — susurró, y su voz tenía un tono que me hizo volver a centrar toda mi atención en él. Apoyé mi mentón sobre su torso, perdiéndome en la profundidad de su mirada. — Así podré consentirte todas las veces que desees.

— ¿Incluso si tienes que ir a buscarme a las tres de la madrugada, borracho, a la puerta de un burdel? — pregunté, las palabras escapando de mis labios antes de que pudiera detenerlas.

Atsumu enarcó una ceja, la diversión desapareciendo momentáneamente de su rostro. Mi comentario claramente no le había hecho gracia. Solté una risita nerviosa, sintiendo cómo el rubor subía por mis mejillas. Pero entonces, como el sol emergiendo tras una nube pasajera, su sonrisa volvió a iluminar su rostro.

— ¿Por qué estarías borracho a la puerta de un burdel? — preguntó, su tono una mezcla de curiosidad y diversión.

Me mordí el labio inferior inconscientemente, un gesto que no pasó desapercibido. Sus ojos se desviaron de los míos hacia mis labios, y sentí cómo la atmósfera entre nosotros cambiaba, cargándose de una electricidad que emanaba en nuestro ser. 

En un impulso que ni yo mismo entendía, lo atraje hacia mí y rompí la distancia que nos separaba. Nuestros labios se encontraron en un beso que parecía seguir el ritmo de mi acelerado corazón. Sus manos acariciaban los costados de mi rostro con una delicadeza que contrastaba con la pasión del beso, mientras las mías se aferraban a su camiseta como si temiera que fuera a desaparecer si lo soltaba.

Cuando nos separamos, me encontré con una mirada de completa adoración en sus ojos. ¿Cuándo dejaría de sorprenderme su belleza? Cada día que pasaba, parecía volverse más hermoso, como si el tiempo solo sirviera para pulir aún más su perfección.

˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora