Capítulo 24: El camino del As.
El autobús se acercaba lentamente, como un gigante de metal despertando de un largo sueño. Formamos una fila ordenada, esperando para abordar, cada uno de nosotros cargado con expectativas y nervios por el viaje que estaba a punto de comenzar. El chofer nos saludó con una sonrisa cansada pero amable, y uno a uno fuimos subiendo. Elegí un asiento en el medio del autobús, ni muy adelante ni muy atrás, como si buscara un equilibrio perfecto en mi vida. Coloqué mi bolso en el compartimento superior, sintiendo como si estuviera dejando una parte de mí allí arriba, fuera de mi alcance por un momento. Me senté junto a la ventana, mi refugio habitual en estos viajes, donde podía perderme en mis pensamientos mientras el mundo pasaba a toda velocidad.
Estaba tan absorto en mis reflexiones que apenas noté cuando alguien se sentó a mi lado. Fue el calor de otro cuerpo, la ligera presión contra mi brazo, lo que me hizo girar la cabeza. Y allí estaba él, Tobio, como si el destino hubiera decidido que este viaje no podía comenzar sin él a mi lado.
— Hey. — le dije, recostándome en mi asiento y ofreciéndole una sonrisa que esperaba ocultara el repentino aleteo en mi estómago. No lo había visto en la prueba, y su llegada justo a tiempo para el viaje me llenó de una alegría que no me atreví a nombrar.
— Llegué justo. — comentó, su mirada fija en el asiento frente a nosotros, como si contuviera secretos que solo él podía descifrar.
Habían pasado dos días desde nuestra última conversación, un silencio que pesaba entre nosotros como una presencia invisible. Su hermana me había mantenido al tanto sobre el estado de Milenesa, su gata, pero desde ayer, el silencio se había vuelto absoluto. Sentí la necesidad de romperlo, de tender un puente sobre ese abismo de palabras no dichas.
— ¿Fuiste a ver a Milenesa? — pregunté, mis ojos buscando los suyos, ansiosos por encontrar una conexión simple.
El silencio que siguió fue largo, pesado, lleno de emociones no expresadas. Desvié la mirada, sintiendo como si hubiera tocado una herida que aún no estaba lista para ser curada.
— Sí, ella se está recuperando — respondió finalmente, su voz cargada de un cansancio que iba más allá de lo físico. — Pero muy lentamente. Siento que... el tiempo pasa tan despacio cuando voy a verla.
No tenía palabras que pudieran aliviar su dolor, así que hice lo único que se me ocurrió: apoyé mi mano sobre su brazo, acariciándolo suavemente. Tres veces, como un hechizo silencioso, una acción que demostraba de que todo estaría bien eventualmente. Su sonrisa, aunque sutil, fue como un rayo de sol atravesando nubes de tormenta.
— ¿Y tú? — preguntó, girándose hacia mí. — ¿Cómo estás?
Sentí como si mil palabras se agolparan en mi garganta, todas luchando por salir a la vez. Los últimos días habían sido una montaña rusa de emociones, momentos de alegría tan intensa que casi dolía, mezclados con una añoranza que me dejaba sin aliento. Pero, ¿Cómo explicar todo eso? ¿Cómo poner en palabras la forma en que cierto rostro se había adueñado de mis pensamientos, de mis sueños?
— Bien, bien, todo bien. — murmuré, ahogando un suspiro que amenazaba con traicionarme.
Volví mi mirada hacia la ventana, dejando que un largo suspiro escapara de mis labios. Apoyé mi hombro contra la cortina, observando cómo el paisaje comenzaba a cambiar, alejándonos de todo lo conocido. Y aunque intentaba con todas mis fuerzas no pensar en él, era inútil. Su imagen se colaba en cada uno de mis pensamientos, tan persistente como las gotas de lluvia que comenzaban a golpear el cristal. Me pregunté qué estaría haciendo en ese momento. ¿Habría desayunado ya? ¿Estaría en la universidad, tal vez pensando en mí como yo pensaba en él? ¿Se habría abrigado lo suficiente para enfrentar este invierno caprichoso, con sus días soleados que de repente se tornaban grises y fríos?
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˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀ
FanfictionUn interés inexplicable emergió, inquietante y profundo, en el corazón de Hinata. Nunca antes había experimentado una atracción tan intensa, y mucho menos hacia otro hombre. Se encontraba al borde de un abismo de emociones desconocidas, a punto de a...