Capítulo 34: Que amable es.
Desperté a la mañana siguiente con una sensación de vacío a mi alrededor. La cama estaba desordenada, y, aunque podía distinguir la figura de Atsumu en la maraña de sábanas arrugadas, él ya no estaba allí. Me levanté con lentitud, levantando un poco mi cabeza para observar mi habitación en busca de cualquier señal de su presencia, pero el espacio estaba desierto. Un suspiro escapó de mis labios, lleno de una mezcla de melancolía y confusión. ¿Cuándo se había ido? ¿Cómo había pasado tan rápido?
Me moví con cuidado, cambiando mi posición hasta girar hacia mi derecha. Mi escritorio estaba frente a mí, y un detalle captó mi atención: había una hoja de papel encima de mis cuadernos. La vista de esa hoja blanca, solitaria, me impulsó a levantarme de la cama con prisa. Sin embargo, al hacerlo, el mareo me atrapó de inmediato. La habitación giró a mi alrededor, y me tambaleé un poco antes de lograr encontrar estabilidad. Finalmente, me dirigí hacia el escritorio con una mezcla de ansiedad y curiosidad.
La hoja en cuestión estaba en blanco, pero no por mucho tiempo. Al observarla con más detenimiento, me di cuenta de que las líneas negras y la letra escrita en ella resaltaban de manera llamativa. Mi corazón dio un salto al leer las palabras que Atsumu había dejado para mí:
"Buenos días, mi niño precioso. Me siento el hombre más afortunado por tener el privilegio de pasar juntos esta noche que será inolvidable."
Atte: Atsumu.
Esas palabras revolotearon en mi mente como mariposas inquietas, susurrando en cada rincón de mi conciencia. No podía precisar exactamente qué estaba sintiendo, pero había una profunda necesidad de ocultarme bajo mil árboles y que solo Atsumu, con su presencia tranquilizadora, fuera capaz de sacarme de mi refugio. La última palabra de la nota resonaba en mis pensamientos con una intensidad casi mágica, como si la hubiera escuchado antes en algún rincón olvidado de mi memoria.
Una sonrisa radiante se dibujó en mi rostro, un reflejo de una felicidad casi abrumadora que me hizo sentir que podía conquistar el mundo entero. Recordé aquella noche de la que hablaba la nota, una noche que había sido mucho más que especial. Después de una serie de momentos que hicieron que mi bilirrubina se disparara, nos habíamos permitido descansar en mi cama. Habíamos hablado durante horas, como si el tiempo se hubiera detenido para permitirnos disfrutar de nuestra conexión. No me di cuenta de que la madrugada había avanzado sin piedad, y fue Atsumu quien sucumbió al sueño primero. Aproveché la oportunidad para observarlo mientras dormía. Su rostro, tan sereno y lleno de paz, me conmovió profundamente.
Intenté no incomodarlo, pero en cuanto me volteé hacia el otro lado de la cama, su cuerpo me atrapó de manera involuntaria. Sus brazos rodearon mi cintura con una dulzura indescriptible, y su rostro se escondió entre mi cabello. Su respiración, calmada y regular, se convirtió en una melodía reconfortante que me envolvía y me arrullaba. Fue así como, rendido ante el agotamiento de la noche y el calor de su abrazo, perdí la batalla contra el sueño y me sumí en un descanso profundo.
Cuando me desperté, seguí mi rutina habitual, incluyendo la ducha matutina que siempre me preparaba para el día. Al estar listo, bajé las escaleras con la intención de preparar un desayuno. Pero me sorprendió encontrar a mis padres en la cocina, comiendo y charlando con una evidente satisfacción en sus rostros. Me acerqué a ellos con una sonrisa y recibí un beso en la mejilla de mi madre y un abrazo breve pero cálido de mi padre.
— ¿A qué se deben esas sonrisas? — pregunté, notando la alegría en el aire.
— Atsumu nos preparó el desayuno antes de irse a clases, que chico tan maravilloso. — comentó mi madre con una sonrisa orgullosa, mientras probaba una tostada con mantequilla que crujía de frescura en su boca. — Encontramos una nota junto a la comida, en la que nos agradecía por compartir la cena de anoche y decía que estaría encantado de hacerlo nuevamente.
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˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀ
Fiksi PenggemarUn interés inexplicable emergió, inquietante y profundo, en el corazón de Hinata. Nunca antes había experimentado una atracción tan intensa, y mucho menos hacia otro hombre. Se encontraba al borde de un abismo de emociones desconocidas, a punto de a...