Capítulo Extra 54.3

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Advertencia: contenido sensible, esto incluye representaciones de agresión física, violencia psicológica y agresiones sexuales.


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Capítulo Extra 54.3

𝑽𝒊𝒆𝒓𝒏𝒆𝒔 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆, 𝒂𝒍 𝒐𝒕𝒓𝒐 𝒍𝒂𝒅𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒉𝒂𝒃𝒊𝒕𝒂𝒄𝒊ó𝒏.

La noche se cernía sobre la habitación de Osamu como un manto opresivo, impregnando cada rincón con una oscuridad que parecía alimentarse de su creciente desasosiego. El joven yacía en su cama, su cuerpo inquieto se retorcía entre las sábanas que, más que protegerlo, parecían asfixiarlo con cada movimiento. Su mente, un caos de pensamientos y emociones incontrolables, se negaba a concederle el dulce olvido del sueño.

En la quietud de la noche, los recuerdos acechaban como bestias hambrientas, esperando el momento preciso para atacar. Osamu se preguntaba, con una mezcla de temor y frustración, por qué precisamente esta noche los fantasmas del pasado habían decidido atormentarlo con tal ferocidad. ¿Qué había desencadenado esta avalancha de memorias dolorosas? La pregunta resonaba en su cabeza, rebotando contra las paredes de su cráneo sin encontrar respuesta. Desesperado por escapar de la prisión de su propia mente, Osamu buscaba frenéticamente una salida, un ancla a la que aferrarse en medio de la tormenta emocional que lo sacudía. Pero cada intento parecía hundirlo más profundamente en el abismo de su angustia. ¿Cómo podía silenciar el clamor de sus pensamientos? ¿Qué bálsamo podría aliviar el dolor que corroía su alma?

En un acto de autopreservación, había ocultado su teléfono celular, consciente de que ese pequeño dispositivo era la puerta de entrada a su mayor debilidad: Suna. El nombre resonaba en su mente como una melodía agridulce, evocando una mezcla de anhelo y dolor que amenazaba con desgarrarlo. Osamu sabía que Suna era consciente del poder que ejercía sobre él, un poder que lo dejaba expuesto y vulnerable como un nervio al descubierto. La crueldad de la situación no escapaba a la comprensión de Osamu. Suna, el chico que había capturado su corazón, era también el arquitecto de su tormento. Las interacciones, aquellas llamadas, cada mensaje, era un escape momentáneo de la realidad, pero también un paso más hacia el abismo de su propia destrucción. Y sin embargo, Osamu no podía evitar anhelar ese veneno que lo consumía lentamente.

La habitación, otrora un refugio, se había convertido en una celda claustrofóbica. Las paredes parecían cerrarse sobre él, testigos silenciosos de su sufrimiento. El contraste con la felicidad de su hermano Atsumu, quien disfrutaba de la compañía de su novio, solo intensificaba la sensación de soledad y desesperación que atenazaba el corazón de Osamu. Sabía que debía resistir, que cada momento de fortaleza era una pequeña victoria contra los recuerdos que amenazaban con engullirlo. Pero, ¿cómo se lucha contra un enemigo que reside en la propia mente? ¿Cómo se gana una batalla contra uno mismo? En un intento desesperado por escapar de sus pensamientos, Osamu cerró los ojos con tanta fuerza que el dolor físico eclipsó momentáneamente su tormento emocional. Cuando finalmente se obligó a abrirlos, la realidad lo golpeó con renovada intensidad. Su respiración, controlada y cautelosa, contrastaba con el frenético latir de su corazón, que resonaba en sus oídos como un tambor de guerra.

La oscuridad de la habitación parecía arrasador, una entidad viva que se cernía sobre él, amenazando con engullirlo en cualquier momento. Los minutos se arrastraban con una lentitud agonizante, cada segundo marcado por el incesante latir de su corazón. Osamu luchaba contra el agotamiento, sus párpados pesados como plomo, pero su mente se negaba a sucumbir al descanso. Era una guerra silenciosa que se libraba en su interior, una batalla entre su consciencia aterrorizada y el inexorable avance del sueño.

˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora