⊹₊ ⋆ Capítulo 8

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Capítulo 8: Un vínculo especial.

Hay algo único en mi amistad con Kenma, algo que a veces me cuesta poner en palabras pero que siento profundamente en cada fibra de mi ser. Es como si hubiera encontrado una pieza de mí mismo que no sabía que faltaba hasta que lo conocí.

Kenma tiene esta manera de ser que me fascina. Nunca me dice que no a nada de lo que propongo, siempre con esa calma suya que parece inmutable. "Disfruto pasar el tiempo contigo", me dice con esa voz suave que apenas se eleva por encima de un susurro, y esas palabras hacen que mi corazón se hinche de alegría. Me pregunto a menudo qué es lo que ve en mí, qué es lo que hace que quiera estar a mi lado. Supongo que de alguna manera lo animo, lo divierto, lo hago sentir íntegro. Pero, ¿por qué? Es un misterio que aún no logro descifrar completamente. Kenma no es de los que se explayan en largas explicaciones sobre sus sentimientos. Es como un rompecabezas que voy armando poco a poco, cada pieza un pequeño descubrimiento sobre quién es realmente.

A veces me encuentro esforzándome al máximo para entender los motivos ocultos detrás de sus acciones, sus pensamientos, sus emociones. Es un desafío constante, pero uno que disfruto enormemente. Cada pequeña revelación, cada momento en que se abre un poco más hacia mí, es como ganar un partido especialmente difícil. Es esa sensación de triunfo, de conexión, que hace que todo valga la pena.

Nuestra amistad ha crecido lentamente, como una planta que necesita cuidados constantes pero que florece de manera espectacular. Poder llamarnos amigos me llena de una alegría que no puedo describir con palabras. Es más que una etiqueta, es un vínculo que siento que podría resistir cualquier tormenta. La importancia de Kenma en mi vida va más allá de simples momentos compartidos. Gracias a él, he podido enfrentar adversidades que de otra manera me habrían parecido insuperables. Su presencia silenciosa, su apoyo incondicional, han sido mi ancla en tiempos turbulentos. Nunca me ha juzgado, nunca ha cuestionado mis decisiones o mis sentimientos. Simplemente está ahí, una constante en un mundo que a veces parece girar demasiado rápido.

Lo que más valoro de Kenma es su atención silenciosa pero constante. Siempre está pendiente de cómo estoy, siempre dispuesto a escuchar, a comprender, a apoyar. No necesita grandes gestos o palabras elaboradas. A veces, una simple mirada suya es suficiente para hacerme sentir comprendido y aceptado.

Nuestra amistad ha trascendido los límites convencionales. Kenma no es solo mi amigo; se ha convertido en parte de mi familia. Mis padres lo consideran un hijo más, y verlo interactuar con ellos me llena de una calidez indescriptible. Es como si hubiera encontrado su lugar en nuestro hogar, encajando perfectamente en nuestras vidas como una pieza que siempre debió estar allí. Cada vez que puede, Kenma "aterriza" en mi casa como si fuera la suya propia. Tiene su espacio en mi armario, sus cosas mezcladas con las mías en una coexistencia perfecta. A veces pienso que ha sobrepasado todos los límites de la "patudez", pero la verdad es que no puedo imaginar mi vida de otra manera. Estoy encantado de recibirlo, de tenerlo cerca, de compartir mi espacio y mi vida con él.

Sin embargo, nuestra dinámica es curiosamente asimétrica. Yo no voy a su casa con la misma frecuencia, y durante mucho tiempo me pregunté el porqué. Ahora entiendo que Kenma no se siente cómodo recibiendo visitas en su hogar. Sus padres viajan constantemente por trabajo, dejándolo solo en una casa que, para él, carece de la calidez y el confort que debería tener un hogar. Pero para mí, el hogar de Kenma no es un lugar frío o poco acogedor. Veo potencial en esas cuatro paredes, veo la oportunidad de llenarlas de risas, de recuerdos, de vida. No me importaría en lo más mínimo ayudarlo a ordenar, limpiar, organizar. Para mí, compartir esos momentos con él sería un regalo, no una carga.

A menudo me encuentro llevándole almuerzos preparados por mi madre, quien pone un esmero especial en la comida para Kenma. Es divertido ver cómo mi amigo, tan reservado en tantos aspectos, se vuelve increíblemente quisquilloso con la comida. No le gusta lo que él mismo prepara, y ni hablar de la cocina de Kuroo. Hemos tenido que aprender a comer en silencio algunos de los "experimentos culinarios" de Kuroo, tragando con ayuda de varios vasos de agua para no herir sus sentimientos.

˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora