Capítulo 51: incertidumbre.
El agua caliente de la ducha caía sobre mi piel como un torrente de ansiedad líquida, cada gota un recordatorio del las emociones que me consumían. Me apresuré a terminar, como si la velocidad pudiera de alguna manera aplacar la tempestad en mi interior. Con manos temblorosas, me vestí con lo primero que encontré, pero justo cuando mi mano rozaba el pomo de la puerta, una duda paralizante me asaltó: ¿realmente me veía bien? La pregunta resonó en mi mente con la fuerza de un trueno, y la respuesta fue un rotundo y despiadado "no". Volví sobre mis pasos, mi reflejo en el espejo una acusación silenciosa de mi inseguridad. ¿Desde cuándo me importaba tanto mi apariencia? ¿Era esto lo que Atsumu había hecho conmigo? La idea de volver a verlo hoy, de estar en su presencia, hacía que mi corazón latiera con una mezcla vertiginosa de anticipación y terror.
Las palabras de Osamu resonaban en mi mente como un eco distorsionado: Atsumu estaba en casa. Pero, ¿por qué la falta de detalles? ¿Por qué el misterio? La pregunta "¿Por qué no vendría a verme?" se clavaba en mi pecho como una daga helada. La ausencia de Atsumu, su silencio, se sentía como un vacío que amenazaba con engullirme.
Y mis padres... su silencio era ensordecedor. ¿Qué secretos ocultaban tras sus miradas evasivas y sus respuestas vagas? "Protegerme", decían. Pero, ¿de qué? ¿De quién? El mundo a mi alrededor parecía haberse transformado en un laberinto de medias verdades y silencios cargados de significado, y yo me sentía perdido en su centro, buscando desesperadamente una salida. Me encontré frente a la puerta de la habitación de mis padres, mi oído pegado a la madera fría, intentando descifrar sus susurros. Pero el silencio al otro lado era impenetrable, como si hubieran erigido un muro invisible entre nosotros. ¿Acaso sabían que estaba allí, escuchando, suplicando silenciosamente por una pista, por una explicación?
La ausencia de Kenma, quien había salido con Kuroo, solo amplificaba mi sensación de soledad. Su regreso prometido para más tarde parecía una eternidad de espera, un tiempo que no estaba seguro de poder soportar sin desmoronarme.
Los mensajes de Atsumu, o más bien la falta de ellos, eran como pequeñas heridas que se abrían con cada minuto de silencio. Dos respuestas. Solo dos, de entre el mar de mensajes que había enviado durante el día. Cada notificación no recibida era un golpe a mi autoestima, cada minuto de silencio una pregunta sin respuesta. ¿Se estaba comportando diferente? El miedo se arrastraba por mi espina dorsal como un escalofrío helado. ¿Y si todo había sido un juego? ¿Y si yo, en mi ingenuidad, había confundido la diversión pasajera con algo más profundo, más significativo? No, me dije a mí mismo, tratando de aferrarme a la cordura. Las palabras dulces de Atsumu, sus promesas, sus miradas... ¿podían ser todas mentiras? La idea era demasiado dolorosa para contemplarla, y sin embargo, imposible de ignorar.
Con una determinación nacida de la desesperación, cerré la puerta de mi habitación, el suave clic resonando como una sentencia final. El viaje hacia la casa de Atsumu se extendía ante mí como un camino hacia lo desconocido. Pedí un Uber, gastando los ahorros de la semana sin pensarlo dos veces. ¿Regreso? Ni siquiera podía pensar en eso ahora. El futuro más allá de este viaje era un abismo oscuro que me negaba a contemplar.
¿Desde cuándo me había vuelto tan pesimista? La pregunta me golpeó con fuerza, y traté de sacudirme el manto de negatividad que amenazaba con asfixiarme. Recordé las palabras de Atsumu después de la fiesta, su promesa de explicaciones, de transparencia. Pero, ¿eran esas palabras más que aire? Atsumu seguía siendo un enigma, un rompecabezas con piezas faltantes que me obsesionaba resolver. La realización me golpeó como una ola: Atsumu me decía lo que quería oír, endulzaba mi oído con promesas y palabras bonitas. Pero, ¿Cuánto de eso era real? La duda se arraigó en mi mente como una semilla venenosa. Este patrón tenía que cambiar. No podía seguir viviendo en esta montaña rusa emocional, un día en la cima del mundo y al siguiente cayendo en un abismo de indiferencia.
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˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀ
FanficUn interés inexplicable emergió, inquietante y profundo, en el corazón de Hinata. Nunca antes había experimentado una atracción tan intensa, y mucho menos hacia otro hombre. Se encontraba al borde de un abismo de emociones desconocidas, a punto de a...