˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀ

⊹₊ ⋆ Capítulo 26

Capítulo 26: Agradecidos por Saeko.

La noche prometía ser increíble, y vaya que lo fue. Salí con los chicos y, desde el momento en que llegamos al lugar, supe que sería una velada para recordar. El aroma a carne asada inundaba el ambiente mientras nos acomodábamos en nuestra mesa. Pedimos unas promociones de carnes que se veían simplemente irresistibles, y para nuestra sorpresa, Saeko nos regaló unas bebidas, cortesía de la casa. 

Su sonrisa cómplice me hizo pensar que quizás sabía que necesitábamos ese extra de diversión.  Las risas y las conversaciones se mezclaban con la música de fondo, creando una sinfonía perfecta de amistad y alegría. Sin embargo, no pude evitar notar el pequeño drama que se estaba desarrollando frente a mis ojos. Ryunosuke, con su característico entusiasmo, no dejaba de coquetear con Shimizu. Lo divertido era ver cómo ella, lejos de mostrarse molesta, parecía disfrutar del juego, respondiendo con miradas furtivas y sonrisas discretas.

Por supuesto, esto no pasó desapercibido para Nishinoya. Podía ver cómo sus ojos chispeaban de celos cada vez que Ryunosuke hacía reír a Shimizu. Era como observar una comedia romántica en vivo, con todo el suspenso de no saber cómo terminaría. Afortunadamente, la noche transcurrió sin incidentes mayores entre ellos, aunque estoy seguro de que esta historia continuará en nuestras próximas salidas.

A pesar de la diversión, había algo que no me dejaba disfrutar plenamente: la ausencia de Atsumu. Intentando no parecer desesperado, le envié un mensaje casual, preguntando si todo estaba bien. Los minutos pasaban, y mi teléfono permanecía en silencio. Me encontré a mí mismo revisando compulsivamente mis redes sociales, buscando cualquier señal de vida de Atsumu. Cada notificación hacía que mi corazón se removiera, solo para decepcionarme al ver que no era él. Revisé su Instagram una y otra vez, deteniéndome en esa historia donde aparecía con Bokuto. No la había visto, y su última conexión databa de las 5:00 am. ¿Qué podría haber pasado?

La preocupación me llevó a convertirme en un detective amateur, rastreando los perfiles de sus amigos en busca de pistas. Algunos perfiles privados frustraron mi investigación, mientras que otros, aún públicos, no ofrecían ninguna información útil. Era como si Atsumu se hubiera desvanecido en el aire. Intenté concentrarme en las conversaciones a mi alrededor, en las risas de mis amigos, pero mi mente seguía divagando. ¿Y si le había pasado algo? ¿Y si estaba en problemas y no podía contactarnos? Traté de calmarme, diciéndome que seguramente tenía una buena razón para su silencio.

Al llegar a casa, el peso de la preocupación aún me acompañaba. Saludé a mi familia distraídamente y me encontré jugando videojuegos con Kenma, agradecido por la distracción. Mi madre nos dio las buenas noches antes de irse a dormir con mi hermana Natsu, y la ausencia de mi padre, quien estaba viendo los Juegos Olímpicos con sus compañeros de trabajo, solo acentuaba la sensación de que faltaba algo.

Mientras Kenma me derrotaba una y otra vez en el juego, mi mente seguía dando vueltas. Finalmente, dejé caer el control al suelo y solté un pesado suspiro. La preocupación por Atsumu, mezclada con la confusión y un toque de frustración, pesaba sobre mí como una manta de plomo. ¿Cuándo obtendría respuestas? ¿Cuándo volvería a saber de él? La noche prometía ser larga, y yo sabía que el sueño tardaría en llegar, con tantas preguntas sin respuesta rondando en mi cabeza.

El silencio de la habitación solo era interrumpido por los sonidos del videojuego y el rítmico clic de los botones del control. De repente, la voz de Kenma cortó a través de mis pensamientos como un cuchillo afilado.

— Shouyou, ¿sucede algo?

Su pregunta me tomó por sorpresa, sacándome del torbellino de pensamientos en el que me había sumergido. Intenté disimular, forzando una sonrisa que no llegó a mis ojos. Sin pensarlo mucho, me giré hacia él y apoyé mi cabeza en su hombro, buscando consuelo en la familiaridad de su presencia.