⊹₊ ⋆ Capítulo 28

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Capítulo 28: ¡Maldito seas, Atsumu! 

Atsumu se apartó de mí con una agilidad sorprendente, se levantó y se colocó a mi lado. Mientras yo yacía en la cama, con el aire aún atrapado en mis pulmones, me invadió una sensación de incredulidad y bienestar. Era como si el cansancio y la tensión acumulada durante el tiempo anterior se hubieran evaporado de repente, dejándome ligero y rejuvenecido. La energía renovada que sentía en mi cuerpo era tan intensa que me parecía casi mágica.

Mi mente estaba despejada, y el agotamiento que había sentido antes parecía haber desaparecido en un instante. Al intentar mover mis brazos para incorporarme, para cambiar mi posición y quizás encontrar un nuevo ángulo en el que descansar, Atsumu se mostró más rápido. Con una eficiencia que parecía casi instintiva, utilizó sus manos para arrastrarme suavemente sobre la cama. Sentí cómo mi cuerpo se deslizaba por la superficie del colchón, sin resistencia, como si fuera un trineo moviéndose sobre una pista suave. El cambio de posición fue tan inesperado como fluido. Antes estábamos alineados de una manera ordenada, en una disposición lineal que nos permitía una proximidad cercana pero ordenada. Sin embargo, con el nuevo movimiento, me encontré repentinamente al borde de la cama, inclinada hacia el final del colchón. La nueva perspectiva me hizo sentir una mezcla de sorpresa y emoción. Atsumu estaba ahora justo frente a mí, sus ojos fijos en los míos con una intensidad que no podía ignorar.

La manera en que me miraba era profunda y penetrante, como si pudiera leer cada pensamiento y emoción que pasaba por mi mente en ese momento. Su mirada era como un imán, atrayendo toda mi atención hacia él, haciendo que todo lo demás en la habitación se desvaneciera. Era un tipo de conexión que iba más allá de lo físico, algo que se sentía en el aire, entre nosotros, una comunicación que no necesitaba palabras. Atsumu mantenía una sonrisa en su rostro, una sonrisa que era a la vez cálida y segura. Era una expresión genuina, que parecía iluminar su rostro de una manera que era a la vez reconfortante y excitante. Esa sonrisa tenía un matiz de desafío y diversión. 

— No hemos terminado. — mencionó con un cambio abrupto en su voz, percibí que estaba excitado, incluso más que hace unos momentos. 

Sus manos trazaban senderos de fuego sobre mi piel, ascendiendo con deliberada lentitud desde mis tobillos hasta mis rodillas, explorando después la sensible piel de mis muslos. Su mirada intensa me atravesaba como la de un depredador ante su presa más preciada, haciéndome sentir completamente vulnerable bajo su escrutinio.

Una risa nerviosa escapó de mis labios mientras un escalofrío recorría mi columna. A pesar de conservar parte de mi ropa, me sentía completamente expuesto ante su mirada ardiente. La tela de mi camiseta era ahora el último bastión de mi pudor, y cuando sus dedos juguetearon con el borde de la prenda, comprendí su silenciosa petición. Me incliné suavemente, permitiendo que la tela se deslizara sobre mi piel, revelándome por completo ante él. Sus caricias retornaron, ahora como el roce de plumas sobre mi piel desnuda, cada toque enviando ondas de electricidad por todo mi cuerpo.

La inexperiencia me mantenía cautivo entre el deseo y la incertidumbre. Siendo mi primera incursión en estos territorios inexplorados, me sentía como un navegante sin brújula en mares desconocidos. El nerviosismo se manifestaba en cada uno de mis movimientos vacilantes, pero el anhelo de descubrir más, de sumergirme en este océano de sensaciones nuevas, era más fuerte que cualquier temor. Inspiré profundamente, intentando calmar el torbellino de emociones en mi pecho. El deseo de continuar superaba cualquier aprensión.

Apoyé mis codos a mis costados, Atsumu se acerco hasta mi rostro para conectar nuestros labios; en lugar de una mera respuesta, ofrecí un beso profundo y cargado de emoción, que se prolongó con una intensidad inesperada. Cada movimiento de mis labios parecía resonar con una mezcla de anhelo y pasión desenfrenada, creando una conexión que trascendía las palabras. La experiencia se tornó casi surrealista, como si estuviéramos envueltos en un sueño colectivo donde cada toque y caricia revelara un mundo de sensaciones extraordinarias. La atmósfera se impregnó de una especie de locura compartida, una exuberancia que nos envolvía y nos arrastraba hacia un éxtasis casi delirante.

˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora