Capítulo 2: Amistades, y sus propios problemas.
Hoy, la entrada a la clase fue una verdadera prueba de resistencia para mí. Me arrastré hasta mi asiento con el ánimo por los suelos y una pereza que parecía arrastrar cada uno de mis pasos. Me acomodé junto a Kageyama, mientras los demás compañeros también se organizaban en sus lugares. El entusiasmo brillaba por su ausencia en mi ánimo, y me sentía incómodo y avergonzado por todo lo que había sucedido el día anterior.
Permíteme poner en contexto la situación: Atsumu, mi tutor que se había ofrecido a ayudarme, mostró una paciencia infinita. ¿Cómo lo supe? Porque me equivoqué una y otra vez con el mismo ejercicio, durante varios minutos interminables. Él simplemente se mordía el labio inferior y su mirada se volvía cada vez más dura con el paso del tiempo. Me sentía asfixiado y avergonzado, deseando que el tiempo pasara rápido para poder regresar a casa. Pero Atsumu no me dejó ir hasta que entendiera el concepto por completo. La idea de enfrentarme a él de nuevo el viernes, después de mi entrenamiento, me llenaba de terror.
Y como si la situación no pudiera empeorar, ocurrió lo peor. Sin darme cuenta, pisé la cola de Lucy, que estaba debajo de una mesa pequeña. Su grito agudo y preocupante hizo que me acercara rápidamente para asegurarme de que estaba bien. Ella solo se lamía el lugar donde la había pisado. Me sentí tan apenado que no supe cómo disculparme adecuadamente. Atsumu, con una tranquilidad que solo él podría mostrar, me dijo: "No te preocupes". En ese momento, solo quería desaparecer.
Escondí mi cabeza entre mis brazos y suspiré pesadamente.
— Dame la tarea de ayer, Hinata. — me pidió el Tobio, interrumpiendo mis pensamientos.
Fue entonces cuando recordé que había olvidado completamente la tarea de inglés. La desesperación me llevó a mirar a Kageyama con una mezcla de culpa y reproche.
— No es mi culpa que seas un idiota. — respondí yo, rodando los ojos con desdén.
Ambos sabíamos que no éramos los más listos, pero a veces era mejor dejar las cosas así.
— ¡Hinata-kun! — exclamó Yachi desde la distancia, acercándose y dándome un abrazo que correspondí con la misma calidez.
— ¿Recuerdas el libro que presté a Yamaguchi? — preguntó ella.
Asentí con la cabeza, recordando bien el libro en cuestión. Todo formaba parte de un plan meticulosamente diseñado. Desde que tengo memoria, Yamaguchi ha estado perdidamente atraído de Yachi, desde el primer momento en que la vio. Sin embargo, nunca se había atrevido a hablarle, ni siquiera a acercarse a ella, hasta que fue Yachi quien tomó la iniciativa. Primero solo como compañeros de club, pero poco a poco, sus sentimientos se fueron correspondidos. Mi papel en todo esto era ayudar a Yamaguchi a superar su timidez, una tarea frustrante que había llevado meses interminables. Su cara se ponía roja como un tomate cada vez que estaba cerca de ella, y su exposición de sentimientos se volvía aún más evidente debido a sus pecas.
Yachi se sentó y se inclinó sobre mi escritorio, mientras Kageyama, a pesar de su aparente indiferencia, escuchaba atentamente. Yachi no tardó en incluirlo en la conversación.
— Hablamos un poco, me preguntó sobre mi día y qué había desayunado — relató Yachi, con una sonrisa que no pude evitar encontrar adorable. — Le conté que había desayunado leche con cereales, pero que me había quedado con hambre porque mi mamá estaba apurada y tuvimos que irnos pronto. Y no sabes lo que pasó después — dijo, arqueando una ceja y mirando con expectación. — Me trajo un sándwich con queso y jamón, con mucho orégano. Solo una vez le mencioné que me gustaba el orégano, y no pensé que lo recordaría...
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˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀ
FanfictionUn interés inexplicable emergió, inquietante y profundo, en el corazón de Hinata. Nunca antes había experimentado una atracción tan intensa, y mucho menos hacia otro hombre. Se encontraba al borde de un abismo de emociones desconocidas, a punto de a...