⊹₊ ⋆ Capítulo 32

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Capítulo 32: No comprendo.

Después de ese instante en el que el silencio prevaleció, pero sin rastro de incomodidad entre nosotros, Kageyama me preguntó si podía acompañarme en el autobús hasta llegar a mi hogar. Acepté sin dudarlo. Ambos nos sentamos casi al final del autobús, hablando sobre comida y el evento que tendríamos al día siguiente. Al final, decidí no llevar a mi hermana menor conmigo al evento, ya que sería en horario de clases y dificultaría el ir y venir. Prefería poder disfrutar del partido sin ese inconveniente. Yo sé que ella logrará comprender mi decisión.

Durante el trayecto, me percaté de que su cercanía era mucho más evidente. Su pierna tocaba la mía en reiteradas ocasiones, y aunque nos reíamos y todo se sentía natural, no pude evitar sentirme plenamente cómodo con esa proximidad.

Las situaciones románticas suelen ser tan complejas y complicadas. Interpretar las señales de los demás puede ser agotador, así que opté por pensar positivamente y no atormentarme con suposiciones. Intenté no rebuscar demasiado en ello, porque si fuese algo más que una simple amistad, debería haber una declaración sincera. No quería hacerme falsas ilusiones. Si Miya sintiera algo por mí, tendría que ser él quien diera el primer paso. Y lo mismo debería aplicar para Kageyama, si es que yo llegara a desarrollar sentimientos por él.

Por ahora, solo quiero disfrutar de la compañía de mis amigos y concentrarme en el partido de mañana. Las cosas llegarán cuando tengan que llegar, sin apresurarlas ni complicarlas más de lo necesario, ya que, de todos modos, quién se esta carcomiendo la cabeza he sido yo.

— En la siguiente hay que bajarnos, ¿no? — me preguntó Kageyama, mirando hacia afuera. Era de noche y era difícil distinguir bien las calles.

— Sí, aunque puedo bajarme yo y tú puedes seguir. — sugerí mientras me levantaba de mi lugar.

— No, bajaremos juntos. — contestó, mirándome seriamente.

No respondí, solo me volteé hacia la puerta, y en cuanto lo sentí a mi lado, presioné el botón para avisar al chofer que debiéramos parar en unos dos minutos más. Cuando las puertas se abrieron, bajé primero y luego lo hizo él.

El trayecto a mi casa era de alrededor de 10 minutos caminando, ya que el paradero estaba a unas 5 largas cuadras de distancia. Caminamos sin prisa, aún era temprano y no habría inconveniente. Mientras avanzábamos, percibí que su mano se acercaba a la mía, rozándola de forma sutil. Instintivamente, no pude contener la risa ante esa acción tan tierna. Me resultaba adorable que quisiera tomar mi mano, así que me incliné un poco más hacia él, solo para analizar su reacción. Terminé entrelazando mi meñique con el suyo.

Pude notar que su cuerpo se tensó ante el contacto. Lo miré directamente, mientras que él me observaba de reojo. Al percatarse de que me aferraba más al agarre, desvió la mirada, ¿acaso quería ocultar su rostro de mí?

Me reí por lo bajo, Kageyama era realmente tierno.

— Lo siento. — respondí, soltando mi mano de la suya, con una sonrisa en mis labios. No pretendía incomodarlo.

Caminé un poco más adelante, y el silencio se hizo presente entre nosotros. El ruido externo, como el de los autos, nuestros pasos y el viento golpeando las ramas de los árboles, donde las hojas caían, era realmente lindo, iluminado por las luces amarillas que guiaban nuestro camino.

Cuando volví a sentir a Kageyama a mi lado, sincronizando nuestros pasos, noté que su mano vaciló, pero al final, la volvió a guardar en su bolsillo.

Pero un sonido en su celular nos desconcertó, al parecer lo estaban llamando. En cuanto contesto, nos detuvimos, me quede al frente de él mirando como posicionaba su celular cerca de su oído.

˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora