˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀ

Capítulo Extra 54.2

Capítulo Extra 54.2

𝑽𝒊𝒆𝒓𝒏𝒆𝒔 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆, 𝒅í𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒄𝒆𝒍𝒆𝒃𝒓𝒂𝒄𝒊ó𝒏 𝒔𝒐𝒓𝒑𝒓𝒆𝒔𝒂.

La celebración había terminado, dejando tras de sí un rastro de confeti, risas apagadas y el eco de una música que aún flotaba en el aire. En medio de este escenario post-festivo, tres figuras permanecían: Shouyou, Atsumu y Osamu. El trío se había quedado para limpiar, pero lo que parecía una simple tarea de limpieza se convirtió en un momento de introspección y revelaciones silenciosas.

Hinata, con una determinación casi cómica, luchaba contra el confeti rebelde que se negaba a caer ordenadamente en el basurero. Sus intentos repetidos y frustrados reflejaban, de alguna manera, la complejidad de las relaciones humanas que se tejían a su alrededor. Cada papel que resbalaba y volaba lejos del basurero era como un pensamiento no expresado, una emoción contenida que se resistía a ser clasificada y desechada.

Atsumu, observando desde una distancia prudente, no pudo resistir el impulso de acercarse. Su aproximación por la espalda de Hinata, tomando la escoba y la pala para ayudar, era más que un simple gesto de asistencia. Era una metáfora de su relación: Atsumu, siempre buscando una manera de estar cerca, de ser útil, de demostrar su afecto sin palabras.

El intercambio que siguió entre ellos fue breve:

— No tienes por qué ayudar. — dijo Atsumu, sus ojos fijos en los de Hinata, buscando en ellos una confirmación de sus sentimientos.

— Claro que sí, después de todo es lo menos que puedo hacer. — respondió Hinata, sellando sus palabras con un beso cálido en la mejilla de Atsumu.

Este momento de ternura, aparentemente simple, encerraba una historia de dudas superadas, de miedos enfrentados. El beso que Atsumu devolvió, esta vez en los labios de Hinata, no era solo una muestra de afecto, sino una declaración silenciosa de compromiso, de haber encontrado algo real y valioso.

Osamu, testigo silencioso de esta escena, experimentaba una encrucijada de emociones contradictorias. Su sonrisa y la manera en que les dio la espalda no eran solo un gesto de discreción, sino un intento de procesar sus propios sentimientos complejos. Por un lado, Osamu sentía una alegría genuina por su hermano. Ver a Atsumu verdaderamente feliz, involucrado en una relación que parecía recíproca y sincera, era algo que en el fondo siempre había deseado para él. Recordaba las dudas que había albergado inicialmente sobre los sentimientos de Atsumu, el temor de que Hinata, más joven y aparentemente menos inexperto, pudiera resultar herido.

Estos temores no eran infundados. Osamu había sido testigo de la fachada de indiferencia que tanto él como su hermano habían mantenido durante años, un patrón de comportamiento que los había llevado a ser considerados "rompecorazones". La decisión de Atsumu de abandonar esta actitud había sido un punto de inflexión, marcado por la relación no formal que había mantenido con Kita. El recuerdo de Atsumu y Kita juntos, quedándose hasta tarde en el club, despertaba en Osamu una mezcla de nostalgia y preocupación. Había creído que esa relación prosperaría, solo para ver cómo los ojos de su hermano comenzaron a brillar de una manera diferente al conocer a Shouyou, su nuevo estudiante de matemáticas.

Este cambio en Atsumu había despertado viejos temores en Osamu. El comportamiento distante de su hermano le recordaba dolorosamente a experiencias pasadas, específicamente a un entrenador que había jugado con las emociones de otros para su propio beneficio. Por un momento terrible, Osamu temió que su gemelo pudiera seguir ese mismo camino destructivo.

Sin embargo, a medida que observaba la evolución de la relación entre Atsumu y Hinata, sus temores comenzaron a disiparse. La complicidad en sus miradas, la forma en que interactuaban fuera del contexto de profesor y alumno, todo apuntaba a algo más profundo y sincero.