Capítulo 21: ¿Recuerdas lo de ayer?
El suave roce de una brisa cálida en mi nuca me arrancó del sueño. Abrí los ojos con lentitud, parpadeando para adaptarme a la luz que se filtraba por las cortinas. Frente a mí, las sábanas estaban revueltas, como si alguien las hubiera apartado recientemente. Sin embargo, yo seguía arropado hasta las axilas, con un brazo descansando sobre la colcha.
Poco a poco, fui tomando conciencia de mi entorno. Esta no era mi habitación. La cama, grande y mullida, me resultaba desconocida. Giré despacio, tratando de no hacer ruido, hasta quedar boca arriba. Fue entonces cuando sentí la presencia de alguien más a mi lado.
Con movimientos cautelosos, volteé la cabeza. Mi corazón se aceleró al reconocer a Osamu, el gemelo de cabello castaño oscuro, durmiendo plácidamente junto a mí. La confusión se apoderó de mi mente. Recordaba vagamente haber estado en el auto de Atsumu con los dos hermanos, pero después de eso, mis recuerdos se volvían borrosos y distorsionados.
Intenté incorporarme sin hacer ruido, pero el movimiento de la cama fue suficiente para despertar a Osamu. Sus ojos se abrieron lentamente, encontrándose con los míos. Por un momento, nos miramos en silencio. Luego, una amplia sonrisa se dibujó en su rostro, lo que solo aumentó mi desconcierto y nerviosismo.
— ¿Dónde estoy? — pregunté, mi voz ronca por el sueño. Un bostezo escapó de mis labios y lo cubrí con la mano derecha. Fue entonces cuando una punzada de dolor atravesó mi cabeza, intensificándose con cada respiración.
Osamu se dio la vuelta, dándome la espalda, aparentemente con la intención de seguir durmiendo. Antes de que pudiera decir algo más, una voz familiar resonó desde la puerta de la habitación.
— En mi casa; en mi cuarto. — respondió Atsumu. Su expresión era neutral, sin rastro de sorpresa o enojo. Se acercó a la cama, sosteniendo un vaso de agua y dos pastillas. — Ten, para la resaca.
— ¿Qué es? — pregunté con cierta aprensión, mientras Atsumu se sentaba en el borde de la cama.
— Ibuprofeno. — murmuró Osamu, aún de espaldas a nosotros. — Te ayudará.
Atsumu me tendió las pastillas y el agua.
— También traje para ti. — dijo, dirigiéndose a su hermano con un tono más brusco. — Ya levántate. Osamu gruñó, incorporándose de mala gana antes de dejarse caer nuevamente sobre la cama. — Idiota, tomaste más que Hinata.— le advirtió Atsumu. — Hazlo despacio.
— Cállate, por favor... —respondió Osamu, tragando la pastilla con un sorbo de agua.
Mientras los hermanos interactuaban, yo permanecía en silencio, sintiéndome como un intruso en su dinámica familiar. Atsumu volvió su atención hacia mí, ofreciéndome una sonrisa que no pude corresponder. Con manos temblorosas, tomé la pastilla y bebí el agua que Osamu me pasó.
De pronto, la realidad me golpeó como un balde de agua fría. ¡Era jueves! Debería estar en clase. Y mi madre... ¡Mi madre! No le había avisado que pasaría la noche fuera. El pánico se apoderó de mí.
Me levanté de un salto, buscando frenéticamente mis pertenencias por la habitación. Mi ropa estaba arrugada y mi cabello hecho un desastre. La ansiedad crecía en mi pecho al imaginar la reacción de mi madre. Seguramente me castigaría, me prohibiría salir, asistir al partido amistoso del club...
— Tus cosas están en la sala. — dijo Atsumu, interrumpiendo mi tren de pensamientos catastróficos. — Acompáñame. —Lo seguí en silencio, con la mirada baja. En el sofá, la mascota de los Miya nos observaba con curiosidad. Atsumu me entregó su chaqueta. — Tu celular está ahí.— explicó.
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˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀ
FanficUn interés inexplicable emergió, inquietante y profundo, en el corazón de Hinata. Nunca antes había experimentado una atracción tan intensa, y mucho menos hacia otro hombre. Se encontraba al borde de un abismo de emociones desconocidas, a punto de a...