⊹₊ ⋆ Capítulo 29

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Capítulo 29: Interpretaciones. 

Apenas cruzó la puerta de mi casa, un profundo suspiro escapó de mis labios. La sensación de alivio y agotamiento se entrelazaban mientras me desplomaba en la cama, hundiéndome en el abrazo familiar de las sábanas. Mi cuerpo estaba exhausto, y cada movimiento me resultaba doloroso. Las piernas me dolían terriblemente, como si hubieran sido arrastradas por un torrente implacable. La incomodidad era tal que me costaba mantenerme erguido, y una ola de cansancio me envolvía en su abrazo, dificultando cada intento de moverme.

La necesidad de justificar mi estado frente a mi madre había sido un ejercicio de ingenio y desesperación. La historia que había fabricado era una obra maestra de la invención: me había caído de la bicicleta y el impacto había causado un golpe doloroso en mis partes íntimas. A decir verdad, la explicación no era más que una mentira burda, pero era lo suficientemente plausible como para que mi madre la aceptara sin hacer muchas preguntas. Sin embargo, a medida que me recostaba en la cama, no podía dejar de pensar en la verdad de lo que había sucedido unas horas antes, una verdad que me hacía sonreír y sonrojarme al mismo tiempo.

Me giré lentamente hacia el costado, mi cabeza pesando con la fatiga, y fijé la vista en mi escritorio, donde reposaban algunos libros y papeles desordenados. Era como un recordatorio mudo de lo que había acontecido. La imagen de Atsumu seguía fresca en mi mente. Su presencia había sido como un huracán que arrasó con todo a su paso, dejando en su estela una marca indeleble en mi memoria. Nunca habría imaginado que alguien pudiera tener una aura tan poderosa, una combinación de autoridad y confianza que imponía respeto sin necesidad de palabras.

El recuerdo del momento en que Atsumu y yo nos calmamos después de nuestra intensa confrontación seguía vívido. La tensión había sido notable, un silencio que se asentó entre nosotros mientras nuestros cuerpos se enfriaban tras el ardor del encuentro. Atsumu, con su usual determinación y generosidad, me ofreció la ducha. La invitación fue un gesto de cuidado, una forma de mostrarme que, a pesar de la intensidad del momento, su preocupación por mi bienestar era genuina. 

Agradecí el gesto, aunque mi mente seguía dando vueltas al caos que acababa de vivir. Después de la ducha, que me dejó una sensación de frescura temporal, nos sentamos a comer algo. El ambiente se había relajado, y aunque mis pensamientos seguían girando en torno a los eventos recientes, me sentía agradecido por ese pequeño respiro de normalidad. Fue entonces cuando Osamu, el hermano de Atsumu, llegó a la casa. Su presencia alteró de nuevo el equilibrio, y la mirada que dirigió hacia nosotros no dejó lugar a dudas: estaba sospechando algo. Sus ojos, afilados y analíticos, parecían escudriñar cada detalle, cada gesto, como si tratara de desentrañar algún misterio oculto.

Fue en ese momento que me di cuenta de las marcas rojas que Atsumu había dejado en mi cuerpo. Eran círculos desiguales, un mosaico de rojo que resaltaba en mi piel pálida. Los había notado al salir de la ducha, pero en ese instante, la incomodidad de la mirada de Osamu intensificó mi preocupación. Mi mente estaba en un limbo, tratando de encontrar una explicación plausible para las evidencias físicas que podrían llevar a suposiciones erróneas. Sabía que Atsumu había actuado sin mala intención, pero el resultado había sido una serie de marcas que ahora estaban abiertas a interpretaciones.

Osamu se acercó con una chaleca de cuello alto en la mano, y el ambiente se volvió aún más tenso. Era evidente que la situación no había pasado desapercibida para él. Me pregunté si Atsumu le había explicado algo sobre lo sucedido, o si, por el contrario, había dejado que la situación hablara por sí misma. La incomodidad que sentía en ese momento era muy... como si las paredes estuvieran cargadas de una electricidad invisible que amenazaba con estallar en cualquier momento. Mientras trataba de calmar mi respiración y controlar el temblor en mis manos, me di cuenta de la complejidad de la situación. Todo lo que había vivido con Atsumu había sido una serie de intensas emociones y encuentros inesperados. Lo que había comenzado como una simple interacción se había transformado en algo mucho más profundo, algo que desafiaba mi comprensión y que, a su vez, me dejaba en un estado de incertidumbre y anhelo.

˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora