⊹₊ ⋆ Capítulo 40

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Capítulo 40: ¿Celos?

Me encontraba en el patio de la casa, con la piscina a lo lejos donde varias personas disfrutaban del agua cristalina. El murmullo de risas y chapoteos llegaba hasta mis oídos, pero mi atención estaba completamente capturada por la presencia de Atsumu a mi lado. Cada vez que lo miraba, sentía como si miles de mariposas revolotearan en mi estómago, una sensación tan intensa que casi me dejaba sin aliento.

Su mirada, esos ojos color miel que parecían contener todo un universo, me erizaba la piel sin siquiera tocarme. Era como si su sola presencia tuviera un efecto magnético sobre mí, atrayéndome y a la vez haciéndome temblar de emoción. Cuando se acercó, di instintivamente un paso atrás, apartando la mirada. Temía que si me tocaba, toda la determinación que había reunido se desvanecería como la niebla bajo el sol de la mañana.

— Exijo una explicación. — logré decir, fijando mi vista en un punto detrás de él. Sabía que si lo miraba directamente, todas mis emociones estallarían como fuegos artificiales en una noche de verano, iluminando todo mi ser con la intensidad de mis sentimientos por él.

Me sentía mareado, como si el oxígeno se hubiera agotado repentinamente. Era como deambular solo por un bosque infinito, buscando desesperadamente una conexión, una presencia que me anclara a la realidad. Y esa presencia era Atsumu. Cuando su mano tocó mi rostro, deslizándose suavemente desde mi mejilla hasta mi mentón, sentí como si una corriente eléctrica recorriera todo mi cuerpo. Era un gesto familiar, una caricia que mi piel anhelaba a pesar de que mi sangre hervía de emociones contradictorias.

Nuestros ojos se encontraron, y pude ver en los suyos un mar de emociones contenidas. Su mirada se desvió hacia mis labios, y sin poder evitarlo, los humedecí nerviosamente. Vi cómo sus ojos se oscurecían, intensificando aún más la tensión entre nosotros. Mi corazón latía tan fuerte que temía que pudiera escucharlo.

— Shouyou. — pronunció mi nombre con una voz que me provocó un estremecimiento que recorrió toda mi columna. ¿Cómo era posible que con solo decir mi nombre pudiera desarmarme por completo?

— ¿Atsumu? — respondí, y vi cómo una sonrisa se dibujaba en sus labios. Era como si nuestros nombres se hubieran convertido en un código secreto, un lenguaje único que solo nosotros dos podíamos entender, cargado de significados ocultos y promesas silenciosas.

— Yo no juego contigo. — me aseguró, acortando la distancia entre nosotros. Tuve que inclinar mi cabeza hacia atrás para poder mirarlo a los ojos, perdiéndome en su mirada seria pero llena de anhelo. — No pretendo hacerlo, créeme, te has convertido en alguien muy especial.

Esas palabras hicieron que mi corazón se acelerara aún más, entonces baje lentamente mi atención hacia sus labios, contemplándonos con deseo. 

— Creo... que te voy a besar. — murmuré, sintiendo cómo el rubor se extendía por mis mejillas como una llamarada.

Pero fue él quien tomó la iniciativa, acercándose como si yo fuera el oxígeno que necesitaba para respirar. Cuando nuestros labios se encontraron, sentí algo diferente, algo más profundo. No era solo un beso, era una declaración silenciosa, una promesa. Me besaba como si yo fuera lo más precioso del mundo, con una ternura que me hacía sentir frágil y protegido al mismo tiempo.

En ese momento, lo supe con certeza: estoy perdidamente enamorado de este hombre. Atsumu se ha convertido en mi mundo, en el centro de mi universo. Cada latido de mi corazón parece susurrar su nombre, y cada pensamiento me lleva de vuelta a él. Es un amor que me llena de alegría, de temor, de esperanza, un amor que me hace sentir más vivo que nunca.

Mientras el beso continuaba, suave y delicado, sentí como si mi corazón se expandiera, llenándose de una felicidad tan intensa que casi dolía. Cada caricia, cada roce, cada suspiro compartido era un recordatorio de lo profundo que habían echado raíces mis sentimientos por Atsumu. Este amor, tan puro y abrumador, me asusta y me emociona en igual medida. Es como estar al borde de un precipicio, sabiendo que caer significaría entregarlo todo, pero confiando en que Atsumu estará allí para atraparme. Y en este momento, con sus labios sobre los míos y su presencia envolviéndome por completo, sé que no hay otro lugar donde preferiría estar.

˚₊‧ 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐬 ‧₊˚→ ᴀᴛsᴜʜɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora