Capítulo 39

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Logré despertar. Había sido demasiado extraño. Me había desmayado derrepente, pero de una manera que no podía comprender y dificultosa. Sentía como si estuviera atrapada en un pozo sin fondo, donde no llega la luz y ni el eco rebotaba al final del agujero en el que había estado. Abrí los ojos. Estaba acostada en la cama y una sábana me cubría hasta las hombros. Luke lloraba sentado de rodillas al lado de mi cama, escondiendo su cara entre sus brazos apoyados en el colchón. ¿Por qué lloraba? Me incorporé y Luke me miró.

-¡Helena! -exclamó sorprendido.

Me abrazó.

-Pensaba que estabas muerta, tu corazón no latía y no respirabas.

¿Me había muerto? Lo aparté. Me estaba mintiendo, solo había sido un desmayo de nada, solo quería que le perdonara haciéndose el preocupado.

-Vete -le dije.

-No, por favor, cariño, Monada, déjame estar contigo, te quiero -dijo. Se le caían las lágrimas trazando líneas irregulares por sus mejillas.

-Lo que me has hecho no tiene perdón.

-Estoy muy arrepentido, pensaba que te había matado, nena, por favor, déjame cuidarte, estás muy pálida, no te encuentras bien.

-Vete.

-No, déjame que te prepare la cena, limpie las sábanas y te cuide.

¿La cena? ¡¿Pero qué hora era?! Cuando había llegado a mi casa era mediodía. No podía haberme pasado tanto tiempo inconsciente.

-Me lo tomo como un sí -dijo secándose sus lágrimas-. ¿Te ducho?

-¿Te vas? -le pregunté siendo borde.

No le creía sus dramas. Lo que derramaban sus ojos eran lágrimas de cocodrilo, no eran con sentimiento. Él solo se burlaba de mí a mis espaldas.

-Helena... Te quiero, ¿cómo quieres que te lo demuestre?

-Luke, has perdido mi confianza y todo lo que sentía por ti se ha desvanecido como una gota de sangre en medio del océano.

-No me digas eso -dijo y se le volvieron a saltar las lágrimas-. Por favor, no me trates así, yo te quiero.

Sonaba con el corazón en un puño, ¿lo estaba pasando mal realmente o estaba fingiendo?

-Luke podrías haberme follado sin tener que dejarme inconsciente -le dije-. Así solo me has demostrado, que te importo una mierda, que lo único que te interesa es pasar un buen rato conmigo y que te da igual que yo lo pase igual o al contrario.

-Estuvo muy mal, lo sé. Lo hice sin pensar. Me comporté como un animal, pero por favor, merezco otra oportunidad. ¿Acaso no te gusta que te bese?

-Sé que me gustaba, pero ahora no lo tengo tan claro -dije firme.

-¡Oh, por favor! -exclamó dolido-. No me hagas esto, te quiero y tú me quieres. Hagamos como si nada de esto hubiera ocurrido. Vuelve a besarme y a darme cariño, yo te lo devolveré con amor y todo lo que quieras. Pero por favor, olvidemos todo esto -me suplicó.

Lloró con motivo. Lloraba de verdad. Luke no era el típico chico de lágrima fácil, era un tipo que se las daba de fuerte. De verdad debía estar destrozado como para dejar ver su lado sensible, su lado llorón.

-Por favor -pidió.

-Vete.

Él se hacía la víctima, pero en realidad la víctima era yo, yo recibía todos los golpes que él me propinaba. La que sufría viéndolo llorar por miedo a que yo no lo quiera, a que lo echara de mi lado.

Sexto Sentido ~Luke Hemmings~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora