Capítulo 4

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-Especial -se burló.

-Especial -dije y puse mis manos en su pecho para apartarlo de mí pero no pude. Estampó sus labios contra los míos; cerré mis labios fuertemente para que él no pudiera introducir su lengua. El movía sus labios para que yo abriese la boca, yo me mantuve inmóvil. Se despegó de mí y me miró enfurecido.

-¿Sabes que te juegas mucho si no haces lo que yo quiero?

-¿Crees que me importa?

-Eres una idiota.

-Y tú un gilipollas. ¿Acaso crees que está bien lo que haces? Entras en mi casa como si fuera tuya y me haces esto -dije gritándole.

-¡Y tú te me metes en mi mente y me insultas porque no te puedes controlar! -exclamó-. Y para colmo, como soy tan bueno no le digo nada a Liz.

Lo miré enfurecida, no sabía que decir. Vale, él se había portado bien con respecto que yo no puedo controlarme. Pero eso tampoco es que le de el derecho de tocarme.

-Mañana a primera hora vendrán a por ti, lo siento -dijo con una sonrisa cínica.

-¿Qué? No puedes hacerme eso -dije cogiéndolo de los hombros.

-Pues portate bien.

-No soy una niña pequeña.

-Yo no soy un animal y me tratas como tal.

-No te trato como a un animal.

-Pues te metes en mi mente, y eso solo se hace con los animales.

Una de las razones por las cuales teníamos que tener un animal era para ejercitar nuestra mente practicando con las de la mascota que tuviéramos. La mayoría de los animales que eran mascotas de personas con el sexto sentido se llegaban a humanizar.

Bajé la mirada.

-Pero eso no te da ningún derecho a hacerme esto -dije. Me toqué el cuello, sabía que me había dejado un chupetón antes.

-Puedo hacerte muchas cosas -dijo mirándome y seguidamente se mordió el labio inferior.

-Pero yo no quiero. Mira, tú sabes tan bien como yo que si alguna de las cámaras de la ciudad nos graban juntos...

-Sé perfectamente que tendremos que estar juntos para siempre y la verdad es que no me importa -dijo interrumpiéndome.

-Yo quiero enamorarme, no condenarme a ti. Alomejor en la otra punta de la ciudad está mi media naranja y yo la quiero.

-O alomejor está en la Tierra y te tocará joderte -dijo él.

-Qué optimista -dije rodando los ojos.

-Bésame -me ordenó.

-No sé, nunca lo he hecho -dije sonrojada.

-Lo sé, sígueme el beso, déjate llevar -dijo y acercó lentamente sus labios a los míos pero yo giré la cabeza.

-No, no hace falta. Moriré virgen si es necesario, porque contigo no pienso hacer nada.

-¿Ni un beso? -dijo él.

-Nada -dije.

-Ya te arrepentirás, te arriesgas demasiado. Pero si es lo que quieres... -dijo Luke intentado hacerme cambiar de opinión. Pero era inútil, mi dignidad valía mucho más.

-Vete -fue lo único que dije. Él se marchó de la casa cerrando de un portazo la puerta.

-Gilipollas -mascullé.

***

El sonido de la puerta principal cerrándose me despertó.

-¿Helena? -decía Axel. Miré mi reloj, eran las 8, iba a llegar tarde a clase.

Sexto Sentido ~Luke Hemmings~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora