Capítulo 41

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***Aviso:
Capítulo con escenas que pueden herir la sensibilidad de algunas personas. Si te sientes identificado como una de ellas no leas lo que viene a continuación.

Luke había cerrado la puerta al marcharse de mi dormitorio. Salí de mi habitación y fui a la cocina. Ya no estaba medio drogada como la noche anterior, que dejaba que Luke hiciese lo que le salía de las narices. Lo que me había hecho no tenía perdón y quería darle la reprimenda que no le había dado antes por falta de fuerzas. Luke estaba haciendo algo en la vitroceramica.

-¿Qué haces? -pregunté sonando muy borde.

-El desayuno, son tortitas -me dijo con una sonrisa-. ¿Cómo te encuentras?

-Fenomenal -dije seria.

-Qué ricas van a estar con Nutella -dijo refiriéndose a las tortitas-. ¿Cuántas vas a querer?

-Ninguna, ¿sabes lo que engorda eso? Me pondría como una foca al comerlo.

-Me gustan las focas -dijo.

-¡¿Me estás llamando foca?! -le grité ofendida.

-No, no, tú me gustas, pero no eres una foca.

Lisa apareció en la cocina y empezó a raspar con las uñas los muebles de acero inoxidable. Quería las tortitas.

-Vete -le dije.

-¿Qué? -me preguntó como si no entendiera el porqué.

-Luke, necesito que te mantengas lejos de mí.

-¿Por qué?

-Porque si no te arrancaré la piel a tiras por lo que me has hecho -musité.

-Helena -susurró mi nombre.

-Ni Helena, ni nada, vete ahora -dije tajante.

-No te he terminado de hacer el desayuno.

-No lo acabes, no me lo voy a comer -le dije.

Cogí su brazo y lo saqué de mi cocina. Luke no se resistió.

-Helena -volvió a decir mi nombre.

-A la calle -dije al llegar al recibidor.

Abrí la puerta y lo empuje al pasillo.

-¡Espera! -exclamó Luke cuando lo eché. No se lo esperaba.

Cerré la puerta antes de que me lo impidiera. Me había librado de él, suspiré aliviada. Al fin, estaba sola.

-Ya puedes irte -le dije apoyada en la puerta.

-Por favor abre -me suplicó.

-Vete.

-Voy solo con el pantalón del pijama -se quejó.

-No me importa.

-Las llaves del BMW que me he comprado están en mis otros pantalones, no puedo irme a mi casa.

¿Con que nuevo coche?

-¡Pues coge un taxi! -le dije y corrí hasta mi cuarto.

Cogí los pantalones y saqué las llaves. ¿A que se quedaba otra vez sin coche? No, no lo iba a quemar. Me quedaría con su nuevo vehículo, iría a clase con su BMW recién estrenado todos los días. Y cuando llegase a casa escondería las llaves en la caja de los tampones para que no las encontrara. Era buena idea, él me había quitado la virginidad y toda la confianza que le había dado me la había arrebatado, pues yo le quito el coche, pensé. Guardé las llaves en el cajón de mi mesilla y recogí la ropa que había en el suelo. Maldito Luke...

Sexto Sentido ~Luke Hemmings~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora