☆ CUARENTA Y CUATRO

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Minho entró en el departamento de Changbin y tiró su bolso sobre el sofá, golpeando al dueño de la casa. 

—¿Por qué tan agresivo? 

—Mi padre pidió que vaya, así que estoy apurado. 

—¿Y qué tengo que ver yo con la bronca que le tiene a él? 

—Necesito que me ayudes. 

Minho se sentó frente a Changbin, mientras que él optó por una posición más cómoda, por ende, se irguió y dejó su celular aún lado, esperando que Felix respondiera su mensaje. 

—Estoy muy bien con Lixie, así que retiro mis servicios para esconder el cadáver de tu padre 

—bromeó. 

—No es eso, es... el niño... tú sabes... 

—¿Tienes un hijo? ¡Te dije que usaras protección! -el corazón de Seo comenzó a palpitar con desespero, esperando la respuesta del mayor. 

—Hablo de Jisung —Changbin pudo largar todo el aire que retuvo sin darse cuenta. 

—No era tan difícil, ¿por qué te cuesta llamarlo por su nombre? 

Minho sacó un cigarrillo y lo prendió, pensando seriamente en una respuesta a eso, hasta que simplemente soltó la verdad. 

—No me cuesta, me gusta como se enoja cuando lo llamo así, simplemente me acostumbré. 

—Qué gay sonó eso. En fin, ¿en qué quieres que te ayude? 

Largó una bocanada de humo y volvió a pensar, ¿qué era lo que necesitaba?¿Las cosas no estaban más que claras? 

—Me gusta... —Changbin abrió en grande sus ojos—. Me gusta pasar tiempo con él, he hecho cosas por él y con él, solo porque me gusta su compañía. Me gusta su boca, demasiado, no puedo despegarme de ella y es peor cuando lleva ese brillo labial de sandia. Me gusta como es, los berrinches que puede llegar a hacer... Me encanta hacerlo enojar porque su cara es divertida y me encanta que con tan solo dos meses, la vida se me dio vuelta y todo lo queme daba asco y hasta pereza, ahora lo hago sin pensar. ¿Entiendes que lo llevé a una confitería solo porque le gusta los dulces? No sé que hacer, necesito algo Changbin. 

—Estas enamorado, eso es todo. El amor a veces te vuelve algo estúpido y haces hasta lo imposible para ver su sonrisa. Te felicito, ya era hora. 

—¿Cómo sigo? —preguntó algo asustado. 

—Cómo siempre. Haz las cosas bien, trátalo bien, la excusa esa de que "no sé como expresarme, soy así" no siempre va a funcionar. Es mejor decirle cuánto antes, no vaya a ser que venga alguien y bueno, sea más rápido que tú. 

—¿Cómo quién? Si en la escuela todos lo odian... Oh mierda, ¿Y Wonwoo, Hoshi, Mark y todo el séquito ese? ¿Y si se enteran de esto? 

—Deberían, quizás dejen de molestarlo. 

—¿Y si los golpeo? 

—Yo te ayudo —ambos rieron—. Me alegró que ya hayas descubierto tus sentimientos... costó, pero se pudo —palmeó su hombro—. ¿Irás con tu padre ahora? 

—Iré mañana antes de la escuela. 

—Bien, entonces pide algo para cenar. 

Minho asintió e inhaló nuevamente del cigarrillo. Una sonrisa se colocó en sus labios al recordar como Jisung se empacó, con sus labios fruncidos y luego su ceño, ¿cómo le diría que es lo más lindo que vio sin sonar ridículo?

 Una sonrisa se colocó en sus labios al recordar como Jisung se empacó, con sus labios fruncidos y luego su ceño, ¿cómo le diría que es lo más lindo que vio sin sonar ridículo?

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