☆ CINCUENTA Y CUATRO

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Jisung largó un suspiro, mirando por la ventana del taxi, un poco enojado. 

Sintió la mirada de Minho y lo miró de reojo para comprobar, y sí, lo estabamirando con las cejas levantadas, la típica expresión en el rostro que poneuna persona al estar sorprendido, o más bien, siendo culpado de algo que eratotalmente ridículo. 

Minho decidió tomar un taxi, ¿acaso sabía cuantos dulces pudo habercomprado con el dinero del viaje? Cientos. Cuando llegase, podía mirar unaserie comiendo dulces... Aunque bueno, ya tenía muchos paquetes queformaban parte del regalo que Lee le dio, pero aún así, pudo haber ahorradoese dinero y comprar más caramelos cuando se le acabasen. U otra cosa mas imporante.

—Quita esa cara —le susurró, colocando una mano en su pequeño muslo. Loapretó con delicadeza, observando atento a su reacción. 

Sus mejillas se tiñeron de un leve carmesí, pero la timidez que pensó quetendría, no pasó. Sin embargo, sonrió al ver como Jisung tomaba su mano ycomenzaba a acariciar sus dedos, a la vez que recostaba su cuerpo sobre elmayor, por ende, Minho subió el brazo al respaldo del asiento para queJisung pudiera estar más cómodo y así seguir jugando con los dedos de sumano. 

Realmente era un niño, se entretenía con cualquier cosa, pero debía admitirque se veía tierno. Sonrió nuevamente y procedió a dejar un beso en lacabeza del menor. 

—La próxima volvemos caminando. 

—No empieces —rodó los ojos—. Si seguíamos estando abajo el frio,probablemente mañana estarías enfermo, y no quiero que faltes a la escuela. 

—Usted no es mi padre —dijo tranquilamente, sacando el anillo ycambiándolo de dedo, así varias veces hasta ver en cual queda mejor. 

—No lo soy, pero si soy tu compañero, y el lunes hay exámen... Estaríanecesitando tus respuestas. 

—Nunca estudiar, ¿no? —inquirió, indeciso si dejar el anillo en el dedoíndice o pulgar. Debía reconocer que en el pulgar le quedaba bastante bien. 

—Teniéndote a ti cerca, no. 

—¿Le queda cómodo el anillo en el dedo pulgar? —preguntó, cambiandototalmente el rumbo de la conversación. 

—Uhm... Me gusta más como estaba, lo siento. 

—Hyungcito, ¿por qué se disculpa? 

—Porque analizaste por cinco minutos como quedaba el anillo en cada dedo,es como desperdiciar el tiempo estudiando —se sinceró, esperandocualquier reacción de su parte. 

—Me enamoré de un perezoso... 

—¿Qué dijiste? —lo miró con las cejas alzadas, sabiendo muy bien lo quedijo, pero quería que lo repitiera. 

—La siguiente doble a la derecha —contestó dándole indicaciones al chófer. 

Minho la dejó pasar con una sonrisa de oreja a oreja cuando vio como Jisungle hacía leves masajes en la mano.Y siguió observando, mientras que aquellas cinco palabras se quedaronrondando en su mente.

Y siguió observando, mientras que aquellas cinco palabras se quedaronrondando en su mente

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━ 𝑰𝒏𝒇𝒂𝒏𝒕𝒊𝒍 ✧ 𝑴𝒊𝒏𝑺𝒖𝒏𝒈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora