☆ SETENTA Y CUATRO

3.5K 449 324
                                    

Minho bajó su celular hasta dejarlo sobre la mesa, el receso estaba a punto de terminar. Hace cinco minutos estaba en el salón vacío, esperando que Jisung pase por allí, para poder secuestrarlo, así como él decía. No sabía con exactitud qué pasaba, pero percibía que algo andaba mal en él y pensaba que tenía que ver con su visita al hospital, que se haría al salir dela escuela. 

En la mañana lo notó como siempre, alegre, con una sonrisa de oreja a oreja, de esas que contagian, hasta hizo como tres dibujitos, los cuales fueron a parar a las manos de Lee, donde luego las dejaría en una cajita. También recordó cómo saltó de la alegría cuando se enteró que uno de esos dibujos, estaba en la funda de su celular. Sin embargo, al pasar las horas, vio que esa alegría disminuía poco a poco. 

Ahora estaba con los ojos sobre el piso, sin sonreír, decir palabras, o siquiera hacer algún gesto que le indicara que todo estaba bien. Y se dio cuenta, que jamás vio ese lado de él, tan decaído. Sí, lo vio llorar, desahogarse con insultos que él jamás diría, pero era distinto; no era su Jisung. No tenía esa pizca de alegría, o de picardía al hablar, hasta se notaba más concentrado en las tareas durante la clase que de costumbre. 

O sea, no es que se la pasó observándolo cómo un loco, es que Jisung se sentó en un lugar en dónde su vista daba directo a él cuando se apoyaba sobre la pared, de esta manera, podía ver cualquier otra cosa que los ejercicios que tenia que entregar, y aquel niño con hebras doradas, era más importante que cualquier nota que puede llegar a ser recuperada. 

Pero Han Jisung no podía perder su brillo peculiar, ni por la cosa más mínima que sea. Largó un suspiro y se asustó de ver al rubio en la puerta, con su ceño fruncido y a la vez negando. 

—Ay hyungcito... —dijo, al saber que lo que presentía era verdad. 

Ya que no lo vio en todo el receso, pensó que estaría aquí o con sus amigos, pero en cuanto Changbin apareció, la respuesta que él le dio a su pregunta fue negativa: no estuvo con él. Jisung lo observó un poco, esta vez, no traía su frente descubierta, algo que le daba un aspecto más maduro. En el día de hoy, traía su cabellito sobre su frente, casi llegándole a los ojos, dándole una apariencia más tierna. Oh, amaba tanto el cabello de su hyung, que podía pasar horas acariciándolo. 

—¿Ay, qué? Ni siquiera dejaste que te tome del brazo. ¿Lo volvemos a hacer? Haces como que no sabes nada, pasas por en frente, yo tiro de ti y luego te lleno de besos, ¿quieres? 

—Mmh.... Está bien, de todos modos me gusta que hagas eso... —notó las cejas alzadas en el rostro de mayor y se dio cuenta de lo que dijo—. Ah, hyung, no escuchó nada, hágase el sordo... Voy a afuera, ¿sí? 

Lee rio y lo siguió pero se quedó en el marco de la puerta. Cuando percibió que venia, lo tomo del brazo y logró que el menor trastabillara con sus pies, cayendo de esta manera sobre Minho, aunque este supo balancear su cuerpo para no terminar en el suelo. 

—¿Estás bien, bebé? Lamento si fui brusco, pero en mis tiempos me ataba los cordones —ambos bajaron sus miradas para ver cuál fue el motivo de la caída, y sí, estaban desatados. 

—Estoy bien... No me di cuenta —los ojos de Jisung se pasearon por todo el salón antes de posarlos sobre los orbes negros de Lee—. Me dieron ganas de abrazarlo durante horas... ¿lo podemos hacer cuando lleguemos a casita? Porque primero hay que ir al hospital. 

—Lo podemos hacer en cualquier lugar —abrió sus ojos como platos, pero como siempre, fue el único que mal pensó aquello—. Podemos abrazarnos en cualquier lugar —corrigió para él mismo, encontrándose con los ojos brillosos de su niño—. ¿Te encuentras bien, bebé? 

Jisung asintió, pero Minho no se quedó contento. Tomó la mano del menor y lo condujo hasta una silla, en la cual se sentó y cuando notó que Jisung iba a hacer lo mismo, pero en otra silla, atrajo su cuerpo para que quedara sobre su regazo. 

━ 𝑰𝒏𝒇𝒂𝒏𝒕𝒊𝒍 ✧ 𝑴𝒊𝒏𝑺𝒖𝒏𝒈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora