☆ ONCE

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Minho sentía su corazón en la boca. Estaba a punto de vomitarlo y dejar a la luz como este palpitaba con desespero.

Había tomado dos botellas de agua fría. Había tratado de hacer ejercicio y controlar su respiración, pero nada calmaba lo que sentia.

Y lo peor era que no sabía de qué carajos se trataba. No tenía idea de absolutamente nada.

Solo esperaba no levantar sospechas de nerviosismo o algo parecido ahora que estaba entrenando para un partido importante. Hoshi lo tenía hasta los huevos con eso de la concentración y Mark se estaba riendo de él por dejar ir la pelota en un pase jodidamente calculado y en donde podía ver fácilmente el balón.

El entrenador dio por fin un descanso de veinte minutos. No solo su amigo se acercó a reclamarle, ¡sino que el hijo de puta de Mark se seguía riendo y con el imbécil de Wonwoo!

Sintió unas palmadas en su espalda de parte de Changbin, que cuando lo miró, él solo asintió con una sonrisa. Hyunjin también se acercó, pero este no emitió ni un solo ruido o expresión alguna

Cosa que agradecia internamente.

Por una situación inesperada, el entrenador también dio aviso que el entrenamiento ya terminó, por lo que todos los jugadores podían ir a las duchas y luego a casa. Al beberse nuevamente dos botellas de agua, se dio cuenta que estaba completamente solo y que sus ganas de ducharse y de juntarse con aquellos monos hijos de puta, se habían esfumado. Seco su transpiración con una toalla y salió de la cancha, encontrándose con la sorpresa de que aún era de día y que había alumnos por los pasillos de la escuela.

—Quizá ese enano... —susurró para si mismo, dándose la vuelta para ir a su salón de clases.

No le tomó ni tres minutos llegar ahí, pero antes de fijarse por la ventana de la puerta largó un suspiro y pensó en por qué diablos no estaba yendo a la porquería de casa que tenía y echarse a dormir, pero no, solo porque aquella imágen de los labios de Jisung temblando y de sus lágrimas cayendo como cascadas, aún estaba ahí, dando vueltas por su mente hasta luego de haberse disculpado.

Todo era una completa mierda.

—¿Qué haces aquí? —una segunda voz se escuchó, una chillona e insoportable.

—Vengo a comprar verduras pero me equivoqué de lugar, ¿qué crees que estoy haciendo? Estoy aquí esperándote... —Minho pasó sus ojos por todo el lugar, sintiéndose extremadamente incómodo al ver esa sonrisita socarrona en los labios de Jisung.

Maldiciéndose aún más por mirar los labios de aquel niño.

—¿Asi que...?

—Estoy aquí para hablar contigo. No pienses cosas que no son —Minho por primera vez miró los orbes de Jisung, pero estos descendieron hacía aquel sticker de estrella que tenía en su pómulo—. ¿No te cansas de usar esas ridiculeces? Esa estrella que tienes pegada ahí, esos broches o esas diademas que parecen una plantera.

—Diga lo que quiera, hyung. Hágame llorar si así lo desea, pero estoy seguro de que se sentirá más culpable de lo que ya es.

Y con esas palabras, Minho agachó su cabeza y pegó sus ojos en sus propios pies. Mordió su labio inferior y luego largó un suspiro, para levantar de nuevo la mirada.

—¿Sentirme culpable de qué? Lo que dije hoy en la mañana es lo que escuché, y no me sorprendería si te viese en un video o con mis propios ojos. No es nada sorpresivo que un alumno sea tan sumiso delante de los profesores y se dejen follar con ellos a cambio de una nota. O mejor aún, que sean semejantes sin vergüenzas y que se les caiga máscara en cuanto tienen una polla la cual comer.

—¿Por que es así, hyung? ¿Por qué dice cosas tan crueles? ¿Qué fue lo que yo le hice? —su voz se había quebrado por completo, y Jisung sintió las ganas de llorar de nuevo.

De nuevo por él.

—¿Qué paso con tu mami, huh? ¿Se dió cuenta de la clase de hijo que...? —las lágrimas se habían deslizado por las mejillas rojas del menor.

—L-Lo odio... lo odio tanto.

Aquellas palabras se clavaron fuertemente en su cuerpo.

—Pensé que era una buena persona, que usted no era malo y que era diferente. Pensé que podríamos ser amigos, pero mi odio hacia hyung crece cada vez que... —su cuerpito comenzó sufrir algunos espasmos debido al llanto—. Cada vez que me insulta. ¡¿Lo odio, entendió?!

Trató de ser lo más claro posible y amagó en darse la vuelta e irse por fin a su casa. Pero la mano de Minho tomó rápidamente su antebrazo y ambos se adentraron al salón vacío, para estamparlo cuidadosamente contra la pared más cercana.

—Minho hyung, ¿no se limpia los oídos o qué? ¡Acabo de decir que lo...!

—Tú no puedes odiar, niño...—la mirada entre ambos era intensa.

Jisung tenía su corazón a flor de piel, además de que su maquillaje, el que tanto le había costado esta mañana, ¡HABÍA SIDO ARRUINADO DOS VECES!

¡DOS VECES POR LA MISMA PERSONA!

¿DÓNDE HABIA MAYÚSCULAS MÁS GRANDES?

—No quiero que me odies.

━ 𝑰𝒏𝒇𝒂𝒏𝒕𝒊𝒍 ✧ 𝑴𝒊𝒏𝑺𝒖𝒏𝒈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora