☆ CUATRO

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Jisung recibió a Félix y a Jeongin con felicidad, como siempre lo solía hacer.

Esta vez, su madre les dijo que estuviesen en el living, así poder limpiar a habitación de Sung. Normalmente, no solía estar muy desordenada, pero era hora de asear el cuarto completamente. Si bien, el rubio era demasiado ordenado y solía limpiar él su habitación, decidió hacer una limpieza extra del segundo piso, antes de irse de viaje.

Los tres adolescentes estaban en la sala, con la televisión prendida, sabiendo que no le prestaban atención, pues la charla estaba interesante. En la mesa ratona, había tres tazas de leche chocolatada calentita y trozos de brownies que Félix, amablemente hizo con entusiasmo, además de las deliciosas galletitas de Yuri.

Jeongin rió, sin poder creer lo que su hermano mayor decía.

—Pero entonces... ¿no es malito contigo? —preguntó Jisung, un poco tímido.

—Para nada. Lo que vimos aquel primer día y todos los anteriores, solo era una fachada, he visto muy seguido su sonrisa, es linda.

—¿Changbin hyung es alegre? ¿Y por qué mi compañero tiene que ser tan frio?

—No te preocupes JiJi, es solo un trabajo. Tal vez, dentro de poco, Minho hyung se soltará contigo y no será un idiota como acabas de decir.

—¡Yo no dije eso Lixie!

—Pero lo pensaste —acotó entre risas Innie.

—No lo sé... es alguien reservado y no sonríe mucho como me gusta, tampoco cuenta chistes para romper el hielo, ni mucho menos me ha dicho lo bonita que es mi habitación, al menos por cortesía ¡Es un mal educado!

Jisung se cruzó de brazos y puchereó, haciendo reír a sus dos mejores amigos.

Un cabellito rubio, rodeado con una diadema llena de flores anaranjadas, se hizo ver por el pasillo lleno de gente que enseguida posaban sus ojos sobre él y alguna que otra mueca de disgusto aparecía

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Un cabellito rubio, rodeado con una diadema llena de flores anaranjadas, se hizo ver por el pasillo lleno de gente que enseguida posaban sus ojos sobre él y alguna que otra mueca de disgusto aparecía.

Pero eso al menor no le importó. Siguió caminando hasta encontrarse con su salón vacío, o casi. Lee Minho se encontraba en uno de los bancos al final, solo y con la capucha negra tapando sus ojos.

Podría estar durmiendo, sí, pero eso no le importaba. Se acercó a él y tocó su hombro dos veces con la punta de su pequeño dedito índice. No respondió y volvió a hacerlo.

—¿Qué diablos...? —Minho se sacó la capucha y los auriculares con agresividad, estaba a punto de maldecir a todo aquel ser que interrumpiese sus sueños, pero al verlo, se detuvo.

Lo insultaría después.

—Lamento despertarlo, hyung... —volteó los ojos hasta una esquina en el suelo y se arrepintió enseguida—. No, no lo lamento. La escuela no es para dormir, es para estudiar, además tú tienes que ponerte hacer todos los deberes porque sino...

Minho se levantó con ímpetu de la silla y lo enfrentó, colocándose a centímetros de su rostro, claro que tenía que mirar para abajo, ese enano media un metro.

—¿Sino, qué? ¿Crees que no lo sé, niño, que viniendo a hacerte el inteligente conmigo, puedes tratarme así? Soy un hyung para ti, solo tenemos un trabajo en común, nada más.

—S-Si... lo siento, yo...

Minho desvió sus ojos hasta los labios rosas y brillantes, ¿era en serio? ¿Brillo labial? Aunque.. probarlos... no haría nada mal. Se acercó un poco más a su rostro y sus respiraciones se mezclaron. Jisung llevó sus manitos hasta el pecho del mayor, como si estuviese poniéndole un alto, pero sintió como su corazón latía como loco y el de Minho estaba normal, como si no pasara absolutamente nada.

—¿Qué quieres de mí? ¿Por qué me interrumpiste? —cuestionó, sin alguna clase de expresión en su rostro, alguna que le ayudara a Jisung a entender que era lo que estaba pasando—. Viniste a darme un sermón —afirmó.

—No... hoy, a las tres, en la biblioteca para terminar el trabajo.

—Tengo práctica de básquet, puedo a las cuatro.

—Está bien, estaré esperándote entonces.

—Bien.

Minho siguió inspeccionando sus labios con lascivia, pero se dio cuenta que el enano ese, sonrió y dirigió sus ojos hasta los de él. Estos también brillaban como si fuesen dos jodidas estrellas, 

—¿Algo más? —el menor negó—. Aléjate sí eso es todo.

—¿P-Por que no te alejas tú? Tú fuiste quien se acercó primero —Jisung ignoró el hecho de que no lo trató con respeto y solo se concentró en su sonrisa de lado.

Minho se alejó y volvió a su mundo, sin prestarle atención a los latidos de su corazón.

━ 𝑰𝒏𝒇𝒂𝒏𝒕𝒊𝒍 ✧ 𝑴𝒊𝒏𝑺𝒖𝒏𝒈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora