-Minho hyung, ¿le gustan mis orejitas? -preguntó señalando la diadema en su cabeza.
-No, te ves jodidamente infantil -espetó.
Donde Jisung tiene una personalidad muy única, por no decir de niño, debido a un trauma en su infancia. Y en donde Minho es...
La noche cayó y consigo, nieve llenando la acera y gran parte de la ciudad.
Sus ojitos brillaban cuando el copo de nieve se desvanecía sobre el cemento de la vereda, o se quedaba atrapado en alguna rama del árbol gigante que tenía en frente. Estaba sentado en un pequeño sillón que tenía junto a la ventana, su madre le dejó dormirse un poquito tarde para poder disfrutar de esa noche, helada, pero estrellada. En sus manos tenía una taza con chocolate caliente, la cual le daba el toque al momento y al lado de la chimenea, que calentaba casi toda la casa; parecía una escena de un drama.
De esas cuando la relación de los protagonistas estaba algo tensa, incluso rota, y uno de los dos se detenía a pensar en qué debía a hacer para ganar de nuevo la confianza de su amor, o lo que se haya perdido.
Pero... Todo estaba más que bien con su hyungcito, ¿no?
Lo que más le sorprendía es que aún no le contestaba los mensajes que hace dos horas le mandó, preguntándole si quería ver la nevada juntos. Tenía una magnifica idea: prepararían algo calentito y junto a la chimenea, se sentarían a ver la nieve caer. Mientras se ponía su pijama de ardilla y Minho uno de gatito... Pero se entristeció cuando se dio cuenta que su hyung no tenía uno. Sin embargo, se entristeció aún más cuando notó que Lee estaba en línea, pero aún así no le contestaba.
No pudo evitar formar un puchero y que sus labios temblasen al tener un mal presentimiento.
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Bebé
Hyungcito, venga por favor
¡Está nevando, tenemos que verlo juntos!
Hice una chocolatada, está calentita
También hice pastel de chocolate
Hyuuuuung
Ohhh, ya vi la hora, debe estar descansando...
¡Buenas noches hyungcito! Ya tendremos otra nevada para ver juntos
Cierre sus ojitos y descanse ♡
Y así lo hizo, cerró sus ojos, pero no para descansar, sino para dejar que sus lágrimas bajen por sus mejillas. Si nada hubiese pasado, hubiese salido corriendo para poder ver la nevada junto a Jisung, pero allí estaba, sentado en el sofá de la casa de Hyunjin, dejando que la señora Hwang le limpie la herida.
Una vez finalizado, volvió a releer los mensajes, queriendo con todas sus ganas ir hacia él y abrazarlo, pero no quería que lo viese así.
Destruido, lastimado... ¿Loco, no? Porque si decides amar a una persona, debe conocer todos sus lados, ¿no es así? Entonces no era tan valiente como creía. No forjó una valentía que por años creyó haber armado, algo así como un muro ante su verdadera personalidad.
Y ahí estaba, atemorizado por demostrar su verdadera persona ante Jisung, a quién prometió proteger... No quería que se enterase del monstruo que era su padre, ¿pero, acaso le quedaba otra? No quería lastimar a Jisung, e ignorando sus mensajes como lo estaba haciendo, definitivamente estaba creando una brecha de dolor inconscientemente.